Muchas veces los periodistas buscamos un número o una fecha para valorizar los logros de algún personaje del deporte. Es un tic que puede considerarse oportunista, pero es un recurso, al fin, que sirve para encontrarle un espacio a aquellos que forjan la historia. Hoy es el turno de Lisandro Arbizu, quien el sábado superó una nueva marca: con 47 presencias como capitán dejó atrás nada menos que en esa función al más grande jugador argentino de todos los tiempos, Hugo Porta. Liso ya había alcanzado otro registro fenomenal, al convertirse en el que más partidos jugó en la leyenda de Los Pumas. Ante los Estados Unidos sumó su encuentro número 105, de los cuales 84 fueron en test.

Ya dijimos que esto de los números es un recurso. Más en este caso, porque la carrera de Arbizu está más allá de las estadísticas. El ex jugador de Belgrano Athletic es quizá el símbolo de la durísima transición que tuvieron Los Pumas en un momento en el cual el rugby de las potencias decidió blanquear el profesionalismo. A Lisandro le tocó debutar en aquel equipo de chicos que en 1990 vino detrás de los fenómenos de los 80. Y el día que entró por primera vez a una cancha con la celeste y blanca fue nada menos que por Porta.

Aquel habilidoso que sorprendía con sus amagues como apertura y su facilidad para acertar drops, hoy es un centro extraordinario, con un tackle mortal que lleva el sello de la historia de Los Pumas. Aquel chico introvertido que hasta le daba vergüenza que lo designaran capitán de Los Pumas (eso fue en 1992, cuando tenía apenas 21 años) actualmente va por su cuarto Mundial y es líder dentro de un grupo con varios jugadores de fogueo internacional.

Es el mismo Arbizu que soportó una tremenda seguidilla de derrotas y golpes hasta tener su primera caricia en el Mundial del 99. Es el mismo Arbizu que un día antes de aquel memorable partido con Irlanda se paró frente a lo que después sería el ingoal de la resistencia para decirle a éste periodista: “Mejor que los irlandeses no hablen de nosotros, ya van a ver”. Es el mismo Arbizu que ya cansado de tantos manoseos de los dirigentes, decidió encabezar el reclamo por mejores condiciones. Es el mismo Arbizu que creyó que debía quebrar los tabúes e irse a probar suerte en Europa.

Fue el capitán más joven en la historia del rugby y sólo tres lo superan en el número de test como líderes: nada menos que el inglés Will Carling, el australiano John Eales y el neocelandés Sean Fitzpatrick. Hace unos días, le preguntaron qué es ser Puma. “Un código registrado”, contestó. Sí, Lisandro Arbizu es Puma. Y un código registrado.