Uno debe ser sincero y reconocer que cuando observaba los entrenamientos de Los Pumas en Cardiff pensaba que Federico Méndez no tenía siquiera posibilidades de ser titular ante los British & Irish Lions. Pero Marcelo Loffreda, quien siempre confió en él, lo puso en su antiguo puesto de pilar y así le dio la chance de despedirse de la Selección y, de paso, quitarse la pica que tiene con los ingleses desde su paso por el rugby de ese país. Allí, en el Millenium, el mendocino ratificó que es un grande de este juego. No sólo aguantó todo el partido sino que fue una de las figuras estelares de aquel empate histórico. Como dijo alguien después del test: “Fede es, salvando las distancias, como Maradona. Vos crees que ya no puede más, pero el tipo siempre te sorprende”.

Vaya si sorprende la trayectoria de Méndez que ahora, a los 33 años (los cumplió el martes), acaba de ser llamado por el poderoso Western Province de Sudáfrica en el doble rol de jugador y entrenador de los forwards, donde podrá volcar su sabiduría en el scrum. Una oferta que lo obligó a abandonar su decisión de retirarse para afrontar nada menos que la Copa Currie, la competencia más importante del mundo fuera de las de los seleccionados.

Méndez es un duro de carácter que a los 18 años lo noqueó de una mano al grandote inglés Paul Ackford que estaba pisando Pumas sin piedad, y el que salió insultándose y pegándole piñas al túnel del mítico Twickenham cuando lo expulsaron por esa acción. Es el mismo que se convirtió en el primero en decir sin problemas que quería jugar por plata, cuando en el rugby argentino era un pecado hablar de dinero. Es ese primera línea macizo que fue de los pioneros en emigrar al rugby profesional.

Su foja de servicios es inigualable para los rugbiers argentinos. Ganó la Copa Currie con Natal y obtuvo en dos oportunidades y con distintos equipos (los ingleses Bath y Northampton) la Copa de Europa, la más importante a nivel de clubes. Jugó los Mundiales de 1991, 1995 y 2003 y se perdió el de 1999 por una lesión cuando estaba en su mejor momento. Jugó 75 tests con la celeste y blanca e integra junto a otras glorias el panel selector del International Rugby Board para los premios que esa entidad entrega anualmente.

Siempre con sus clásicos anteojos negros, con un cigarrillo en la mano y promocionando su bodega Cuevas del Puma, Federico Méndez es de esos Pumas de pura cepa. Y, vaya a saber uno si ahora, en Sudáfrica, no vuelve a sorprender.