Sólo aquellos que saben lo que significa ponerle pasión a los sueños pueden comprender que Marcelo Loffreda le quite largas horas al descanso y a casi todo el fin de semana para mirar videos, repasar apuntes, escribir y pensar cómo mejorar cada detalle en la preparación de Los Pumas con vistas al Mundial. Lo viene haciendo desde que asumió a mediados de 2000 junto a Daniel Baetti al frente de la Selección y ahora que el 10 de octubre (día del debut en Australia, frente a los Wallabies) está cada vez más cerca, empieza a jugar la cuenta regresiva. Así fue cómo al Tano se le ocurrió armar estos ejercicios de supervivencia que 36 jugadores (Julio Freixas reemplazará al lesionado Felipe Contepomi) comenzarán a sufrir desde el lunes 17, día en el que partirán hasta la base de la Armada en Puerto Belgrano. El martes arrancarán las pruebas, que durarán tres jornadas.

¿De qué se trata todo esto? Loffreda lo explica: “En el 2000 yo hice algo parecido, pero mucho más precario, en Bariloche, junto a unos amigos. En ese mismo momento y lugar se hacía el Eco Challengue, y después me encontré con el capitán del equipo neocelandés, que había ganado la prueba. Cuando me dijo que allí era fundamental la fortaleza mental, el trabajo en equipo y la solidaridad para superar las adversidades, me di cuenta de que esto era ideal para el rugby. Y bueno, después me enteré de que los ingleses, los franceses y los All Blacks también lo hacían, y pudimos preparar esto que creo será muy importante”.

Los jugadores se enterarán de lo que les toca recién cuando se encuentren en medio de la selva. Se los dividirá en grupos, que competirán entre ellos. Habrá que sortear todo tipo de dificultades, pues estarán solos, únicamente observados por el cuerpo técnico de Los Pumas y por un especialista que los ayudará por si tienen algún inconveniente mayor. Loffreda piensa que aquí, aunque él ya supone quiénes son, aparecerán los líderes naturales del grupo.

En esta escala de la preparación con vistas al Mundial ni se hablará de rugby en cuanto a lo técnico, pero Loffreda sabe que en este deporte es fundamental aprender a superar las adversidades. De hecho, nada es fácil en el rugby: la pelota es ovalada, pica para cualquier lado, hay que pasarla hacia atrás y el riesgo físico es superior al de la mayoría de los deportes.

Serán tres días, entonces, con un ambiente absolutamente distinto al lujo de la concentración habitual en Pilar, y con uno mucho más parecido al de las tantas batallas que han llevado a cabo Los Pumas. Habrá que imaginar que la selva estará repleta de irlandeses…