Gaitán II
Se terminó el descanso para Los Pumas, aunque mañana habrá otro día libre, seguramente el último hasta el test con Irlanda, el domingo 30, en el Parque de los Príncipes de París. Hubo hoy actividad en doble turno -física por la mañana, rugbística por la tarde- y, casi sobre la noche, concurrencia masiva a la recepción oficial que le realiza el Comité Organizador de la Copa del Mundo a cada una de las 24 selecciones.
Pero no fue ese el eje del día, al menos para nosotros. El foco estará puesto, como ayer, en Martín Gaitán, quien hoy habló con los periodistas argentinos que estamos aquí. Primera impresión: no se puede creer que éste que está acá frente nuestro haya estado al borde de la muerte hace apenas un mes. Segunda impresión: la fortaleza anímica que muestra en todo momento. Tercera impresión: la enorme alegría que provocó su llegada entre sus compañeros.
“No puedo entender cómo estás vivo”, le dijo un médico galés mientras se recuperaba en un hospital de Cardiff del infarto que sufrió en el partido contra Gales. “Por eso, todo lo que viene ahora es gratis”, dice el Negrito, quien bordea las lágrimas cuando le preguntan qué sintió al enterarse que Los Pumas salieron al precalentamiento ante Francia y con Georgia con una remera negra que decía “Blackie”.
“No lo alcancé a verlo por televisión, pero cuando me lo contaron me emocioné muchísimo. Jamás me olvidaré toda la solidaridad que tuve de todos: jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Cómo Agustín (por Pichot) se quedó a dormir conmigo en un lugar donde no se podía o cómo Mario (por Larrain, el médico de Los Pumas) me acompañó hasta tres días después”.
Está medicado con 5 pastillas por día. Después se quedará con una para siempre. Durante un buen tiempo deberá cuidarse de cualquier golpe o lastimadura, porque está ingiriendo anticoagulantes. Por seis meses no podrá viajar en avión, así que permanecerá en Biarritz, el club en el que jugaba y donde, según él, “me pusieron todo a mi disposición”.
“Lo más importante es que estoy vivo. Y bien. Ni pienso en el rugby. Ya sé que llegó un retiro adelantado, pero eso es lo de menos”.
Quiso llegarse desde Biarritz hasta Lyon para que sus compañeros no se quedasen con la última imagen con la que lo habían visto: en un hospital, tirado en una camilla y lleno de cables. Y aprovechó esta jornada de descanso para hacerlo.
Si le faltaba una inyección anímica a éste plantel, bien, acá está Gaitán.
Una última impresión de éste sábado a pleno sol en Lyon (me dicen que en Buenos Aires es de noche a la mañana y llueve). El plantel sabe bien la euforia que hay en la Argentina con esta actuación en el Mundial. Pero también está manejando esa situación. “Es muy lindo. Siempre estuvimos agradecidos de todo lo que nos da la gente en la Argentina. Es fabuloso. Pero ahora, por suerte, estamos a 12 mil kilómetros”. Textual de Felipe Contepomi.
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