El Argentino
Luego de disputarse durante 73 años de manera ininterrumpida, en 2017, la UAR decretó el final del Campeonato Argentino de Uniones. Durante su larga vigencia el Argentino fue motor de desarrollo y generador de sentido de pertenencia en el rugby de las provincias pero, a medida que pasa el tiempo, se diluye la posibilidad de su vuelta. Razones y sentimientos.

Buenos Aires 2017, el último campeón argentino. Foto: URBA
El 30 de septiembre de 2017 la Unión Argentina de Rugby emitió un comunicado anunciando que el Campeonato Argentino no se jugaría en 2018. Fue una de las últimas decisiones trascendentes de la gestión de Carlos Araujo, que pocos meses después dejaría el cargo de Presidente: “Esta decisión facilita la extensión de los campeonatos locales y regionales de clubes en el calendario anual”, afirmaba el hombre de Duendes de Rosario. El fallecido Víctor Luaces, por entonces a cargo de la Comisión de Competencias de la Unión, completaba: “la Comisión de Competencias ampliada en forma unánime ratifica la política de los últimos 4 años de la UAR, y priorizando y destinando los mayores esfuerzos al desarrollo y competencia del rugby de clubes que es el motor distintivo del rugby argentino”.
Un calendario apretado y la intención de potenciar el rugby de clubes eran las razones esgrimidas hace cinco años para decirle adiós al Argentino y lo siguen siendo para anular la chance de su vuelta. Así lo afirmó el nuevo Presidente de la UAR Gabriel Travaglini en el reportaje concedido a La Nación: “cuando yo jugaba el Argentino era buenísimo, pero en septiembre terminaba todo. Aparte jugábamos sábado, miércoles, sábado. La palabra welfare (bienestar) no existía. Hoy eso sería imposible. Los torneos empiezan en marzo y hay actividad hasta diciembre.“
Historia
“Queríamos ganarle a los porteños“.
Derrotar al poderoso rugby de Buenos Aires, organizado como Unión en 1996, con sus 90 clubes (2022), siempre fue un gran estímulo para los jugadores de las provincias. Durante muchas décadas fue una utopía solo quebrada por los esporádicos y legendarios triunfos de Mar del Plata en 1961 y Rosario en 1965. Pero, liderado por la imparable locomotora naranja de los 80, el rugby provinciano destrozó la utopía y la convirtió en una esplendorosa realidad. A partir del triunfo de Tucumán en 1985, varios seleccionados empezaron a jugarle de igual a igual, e incluso, a ganarle a Buenos Aires. Se había cumplido el sueño de los pioneros, ahora le ganaban a los porteños y las victorias de las provincias en el Argentino amplificaron la difusión del rugby en toda la geografía argentina. A partir de 1996, con la creación de la URBA, también Buenos Aires reafirmó su identidad y, con la oreja mojada, disputó el Argentino con creciente intensidad competitiva. En el video “Campeonatos Argentinos” se puede apreciar el recuerdo de varias finales bien calientes.
El alto nivel del rugby provincial estimuló el nacimiento de una nueva competencia y, a partir de 1993, se empezó a disputar el Nacional de Clubes que, paradójicamente, con el tiempo se iba a convertir en una de las causas de la caída del Argentino. El Nacional le sumó fechas al calendario y, de alguna manera, le mordió pedazos de interés al torneo de selecciones, que tuvo que dividir con una nueva competencia la preferencia de los fanáticos del rugby.
Igualmente, la camiseta del seleccionado provincial siguió siendo un mojón en los sueños de cada rugbier argentino.
La URBA
Queda claro que la Unión de Rugby de Buenos Aires no es un actor de reparto en esta película. Por historia, por cantidad de clubes y jugadores, y también por poderío institucional / económico, la URBA impone condiciones. En Periodismo Rugby Podcast su presidente, Santiago Marotta, se expresó sobre el Argentino: “por ahora el Argentino de Mayores está descartado porque no hay fechas para jugarlo. Te pongo un ejemplo: el último Argentino que se jugó, estaban jugando Buenos Aires – Salta en Hindú y a las dos horas empezaba la semifinal del Top 12 en el CASI. Es decir que se estaban pisando las fechas e inclusive el seleccionado de la URBA no tenía a los jugadores de los mejores cuatro equipos. Cuando se jugó la segunda fecha del Argentino estaban jugando la final de la URBA. Entonces no hay fechas para jugarlo. Y, además, hoy el rugby es muy intenso y los jugadores llegan muy cansados a fin de año y no se les puede agregar mas fechas. Así que hoy el Argentino no se juega por falta de fechas.”. En principio, el argumento parece contundente, no hay fechas para otra competencia. Ni siquiera para el Nacional de Clubes, al que la URBA, en principio, le reservó un solo sábado, el 19 de noviembre, en su apretado calendario. La lógica del negocio es terminante. Pero, aunque la realidad se empecina en demostrar lo contrario, no todo es negocio en el rugby argentino. Miles de personas que cada fin de semana van a jugar, a entrenar o a colaborar de distintas maneras con sus clubes, sin recibir nada material a cambio, demuestran que el espíritu que inspiró al viejo Campeonato Argentino sigue vivo. En ese marco, y aunque parezca una ingenuidad, ¿no se le podría requerir al rugby porteño un esfuerzo solidario?. El torneo de Buenos Aires es particularmente extenso. El Top 13, en su versión 2022, arrancó el 19 de marzo y finalizará el 5 de noviembre. Podría ser mas corto y dar espacio a la organización de las competencias nacionales pero, en principio, el negocio manda. “Es un torneo como debe ser, ida y vuelta y finales. A nivel Nacional e incluso a nivel sudamericano, es el mejor torneo que hay. Y la verdad que da resultados y es muy lindo verlo. Y también se extiende tanto porque tiene cuatro fechas libres para descanso de los jugadores”, afirma Marotta sobre el Top 13 y lo que dice es cierto, pero una de las bases del espíritu del rugby es la solidaridad. Tal vez Buenos Aires debería dejar de mirarse el ombligo. Tal vez la UAR debería ser verdaderamente federal.
A cinco años del último Campeonato Argentino de Uniones ni siquiera se sostiene uno de los argumentos que se usaron para justificar su desaparición, porque tampoco hay fechas disponibles para el normal desarrollo del Nacional de Clubes. Este año, luego del apagón impuesto por la Pandemia, la competencia renació en todos los rincones del país. En las distintas provincias y regiones argentinas se juega al rugby. Incluso, a partir del 3 de septiembre se disputará el Torneo de Clubes del Interior, cuyo ganador jugará la final del Nacional con el campeón porteño el 19/11 (se habla también de semifinales el sábado previo), pero sería bueno recuperar la competencia de las provincias con Buenos Aires, porque en muchos rincones del espíritu del rugby argentino sigue latiendo el sueño de ponerse la naranja, ganar una final con los Dogos o salir a la cancha a sostener la tradición de buen juego que fundaron los Patriarcas del rugby rosarino y aún en estos tiempos dominados por el negocio, en todas las provincias argentinas sigue vivo el impulso vital de ganarle a los porteños. Cuesta creer que esos apasionantes torneos y equipos legendarios sean solo parte de un pasado feliz.
Tal vez un gran acuerdo de la dirigencia nacional permita revitalizar esas competencias que han tenido un sello integrador para el rugby argentino.
Daniel Dionisi






Pumas (Gales)
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