Los guerreros y la década intensa (Parte 2)
A mitad de la década del ochenta el grupo de los guerreros ya estaba consolidado y podía dar batalla a cualquier equipo del mundo. Con unos cuantos éxitos sobre sus espaldas y luego de varios años de jugar lejos de Argentina finalmente llegaron a Ferro, la casa del seleccionado. Ahí Los Pumas y el público argentino lograron una amalgama que pronto obligaría a buscar escenarios mas grandes pero también los uniría para siempre. “El 85 fue un año fuerte, por los rivales que tuvimos, por los triunfos que tuvimos”, Hugo Porta, el capitán de los guerreros, cumplió 34 y vivió un momento de reconocimiento absoluto en ese año. Lo respaldaba un grupo de jugadores sólido, talentoso, en el cenit de sus carreras, con una mezcla perfecta de experiencia y juventud. Y juntos llegaron al escalón mas alto de la historia de Los Guerreros.
Clásico latino
Serge Blanco acostumbraba prender un cigarrillo apenas llegaba al vestuario después de los partidos, pero esta vez manoteó el paquete de Gauloises cuando todavía faltaba un rato para el kick off . Una mirada entre cómplice y fastidiosa de Jacques Fouroux alcanzó para que tirara el atado adentro del bolso. Los fowards se golpeaban entre ellos mientras proferían todo tipo de puteadas francesas al aire. El pequeño vestuario de paredes descascaradas se había vuelto irrespirable y no solo por la pegajosa humedad que gobernaba el barrio de Caballito en esa tarde de invierno. El enojo que los jugadores franceses cargaban desde una semana atrás se elevó a la centésima potencia cuando se enteraron que el vestuario vecino todavía estaba vacío. Quince minutos antes de la hora pactada para el inicio del segundo test match de la serie Los Pumas no estaban en el lugar de los hechos. Un dirigente argentino se acercó para avisar que había un inconveniente que los había demorado pero nadie le creyó. Los franceses estaban convencidos de que era una maniobra para desconcentrarlos, acentuando la tirria que cargaban desde el sábado anterior y el enojo se retroalimentaba porque la manipulación supuesta claramente había tenido éxito. El griterío de la multitud que llenaba los tablones de Ferro apenas unos metros por sobre sus cabezas era la frutilla del postre para sacar de quicio a un plantel que vivía días difíciles. Todos sabían que ya nadie les quitaría el sanbenito de ser los primeros en perder un test contra Argentina. Con esa carga, promovida por las noticias cargadas de críticas que llegaban desde Francia e incluso recibidas verbalmente desde el pequeño grupo de cinco o seis periodistas que acompañaban la gira, esperaban la revancha. Un artículo muy duro de L’equipe publicado un par de días antes hablaba de relajación, de jugadores que tomaban la gira como un viaje de vacaciones e incluso de salidas nocturnas por los night clubs de Buenos Aires. Aunque en Argentina todavía subsistía el mas rancio amateurismo, Francia ya llevaba muchos años de profesionalismo marrón y la prensa actuaba en consecuencia. La única forma de maquillar la situación era ganar el segundo test. Los jugadores lo sabían y no concebían la posibilidad de una segunda derrota. La olla a presión del vestuario francés estaba a punto de estallar cuando se escucharon ruidos en el vestuario vecino. El problema de Los Pumas había sido real, el micro que debía transportarlos desde la concentración de ADIDAS en Tortuguitas se había averiado a poco de salir y tuvieron que gestionar un reemplazo, lo cual demoró la llegada a Ferro. A las apuradas se cambiaron, recibieron algún masaje e intentaron un rápido calentamiento en la cancha de fútbol suplente de Ferro. Finalmente, con 50 minutos de atraso los equipos salieron a la cancha. Un fotógrafo, desconociendo la carga explosiva que traían los franceses se paró frente a la boca del vestuario para lograr una buena toma de la salida y recibió un pechazo del capitán Philippe Dintrans que lo hizo volar por el aire a él y a todas las piezas de su equipo fotográfico. Mientras sonaba la Marsellesa, Dintrans en lugar de cantar arengaba a sus compañeros con la vena encendida. Así arrancó el segundo test de esa serie legendaria y en el primer segundo sucedió lo inevitable. Hugo Porta pateó la salida y los 16 fowards se olvidaron del juego y fueron a descargar la rabia sobre sus rivales. “Ellos estaban nerviosos, nos habían insultado en el pasillo del vestuario y nosotros también teníamos que marcar el territorio, si vos sos loco yo soy loco y medio, así que nadie se acordó de la pelota”, recuerda Eliseo Branca. La bronca y los nervios franceses tenían su origen una semana atrás, el 22 de junio de 1985, fecha histórica para el rugby argentino porque esa tarde los guerreros, con una actuación sensacional, consiguieron algo que parecía imposible; ganarle a Francia. Era el 16º partido entre los dos seleccionados que se enfrentaban desde 1949 y la estadística marcaba 14 triunfos franceses y un empate. En una tarde de sol, con tries de Fabián Turnes y Ernesto Ure, Los Guerreros derrotaron a un gran equipo, con figuras como Blanco, Philippe Sella y Pierre Berbizier entre los backs y un pack de fowards poderoso y combativo, y entraron definitivamente en la historia. Diego Cash no olvida ese partido, el primero que jugó en Argentina con la camiseta de Los Pumas, “Sorprendimos al equipo francés ganando un partido muy áspero, que fue el primero de lo que vino después. El nuestro era un equipo muy áspero y yo, siendo muy joven, me daba vuelta y me sentía protegido porque realmente cada uno de los integrantes del pack de fowards tenía peso propio, tenía mucha historia. Era un equipo que le gustaba jugar duro y si había que imponer condiciones, se imponía.” El clásico latino tomó impulso con ese triunfo argentino y levantó mas temperatura la semana siguiente con la revancha del atardecer húmedo y plomizo cargado de piñas. La segunda batalla la ganó Francia 23 a 15, pero la guerra iba a continuar por el resto de la década. Philippe Sella siempre respetó a Los Pumas “Jugué once veces contra el equipo argentino, y es verdad que es un clásico, es algo muy parecido a eso. Nosotros tenemos una rivalidad contra Inglaterra, pero no es lo mismo. Esta es una rivalidad entre equipos latinos, entre jugadores que saben comprenderse, que tienen la misma mentalidad, que tienen ganas de encontrarse, de pasar un momento juntos.”
Semana caliente y pelea en la revancha
La serie con Francia fue una fiesta, por el triunfo y porque en el segundo test, mas allá de la derrota, Los Pumas jugaron un buen partido, se bancaron el duro combate planteado por los franceses y además anotaron un muy buen try gestado por su joven y talentosa pareja de centros formada por Fabián Turnes y Diego Cuesta Silva (que apoyó ese try). La serie también fue una celebración por lo que sucedió en las tribunas. Si bien desde 1970 se jugaba en Ferro y siempre estuvo colmado, en esos partidos ante Francia la cantidad de público superó todas las expectativas y mucha gente se quedó afuera. Ferro empezaba a quedar chico, pero en ese año todavía iba a recibir dos partidos que no estaban en los planes de nadie. En agosto se recibió en la UAR una comunicación de la Unión de Nueva Zelanda avisando que suspendían la gira de los All Blacks por Sudáfrica (otra vez el Apartheid en el medio) y proponiendo reemplazarla con un tour por Argentina. La propuesta se aceptó de inmediato. La fiesta del 85 continuaba y nuevas batallas esperaban a los guerreros a fines de octubre.
Y por casa…?
Como sucedía en aquellos años, la gira de Francia no se limitó a los tests ante Los Pumas sino que incluyó varios partidos en las provincias. Uno de esos partidos llamó la atención de los franceses por la bravura de sus rivales. En una noche de niebla, en la cancha de Concepción, Tucumán le opuso una dura resistencia al poderoso seleccionado europeo, que terminó ganando por 24 a 7. El rugby de las provincias empezaba a levantar cabeza a nivel internacional y un tornado naranja era la locomotora de ese tren que ya nada podría frenar. Marcelo Ricci, el pescao, un símbolo del rugby tucumano recuerda esa época, “en el 82 le habíamos ganado a Los Pumas. Siempre hubo una pica Buenos Aires – Interior. Con el tiempo fuimos entendiendo que debíamos superarlo y que no tenía que ser así, pero existía”. En el tiempo que transcurrió entre Francia y los All Blacks, Los Pumas chocaron con la locomotora tucumana. El 6 de octubre, en cancha de San Martín, Tucumán venció en la final del Campeonato Argentino a Buenos Aires, con 12 pumas en su formación, incluido Hugo Porta, que fue llamado a último momento por los entrenadores por el respeto que infundía el XV tucumano . Con un try scrum que ya forma parte de la leyenda, el seleccionado naranja cambió la historia del rugby argentino. Ricci fue capitán del equipo aquella tarde, “después de ese partido ya teníamos una mentalidad ganadora. Le habíamos ganado a Buenos Aires! A partir de ahí fue toda una provincia apoyando el rugby. Empezamos a jugar con 16”. Habían pasado muchos años de lucha desigual, pero a partir de ese triunfo tucumano las puertas del seleccionado argentino se empezaron a abrir para los jugadores de las provincias argentinas. En los años siguientes Los Guerreros empezarían a recibir una fuerte transfusión de sangre tucumana.
Ese maldito knock on
Luego de la espesura francesa de aquel invierno victorioso, en la primavera llegaron los hombres de negro y Los Pumas jugaron dos grandes partidos. En el primer test, con el respaldo del pack poderoso, también se lucieron los backs, siempre liderados por Hugo Porta, que a esa altura ya era considerado el mejor apertura del mundo. El segundo test es muy recordado por el empate, pero la gran actuación de Los Pumas se concretó en el primero. Esa tarde Juan Lanza apoyó el primer try argentino a los All Blacks, “la idea era salir a jugarles a los All Blacks y yo les hice el primer try. Pedro (por su hermano) , Fabian Turnes, Diego Cuesta y yo jugamos tres años en Los Pumitas y nos conocíamos mucho. Enfrente lo teníamos a John Kirwan, que era un pedante de mierda, se creía el mejor del mundo, y lo era. Pero terminamos amigos. Tiempo después fuimos con él a hacer surf”. En ese primer test hubo dos tries argentinos y el triunfo estuvo al alcance de la mano hasta que faltando diez minutos le interceptaron una pelota a Guillermo Holmgren (la rompió ese día) y vino un try que destrozó las aspiraciones de Los Pumas. Una semana después llegó el resultado histórico. Por primera y única vez hasta el año pasado, Los Pumas no se fueron derrotados ante los All Blacks. 21 a 21 con todos los puntos aportados por la calidad y el pie de Porta y un final para el infarto con el scrum argentino metiendo a los All Blacks en su ingoal hasta el famoso knock on de Ernesto Ure. Así lo recuerda Diego Cash “la primera línea avanza y ya estábamos adentro del ingoal. Yo estaba adentro del ingoal, ahí se frena el scrum pero viene un segundo empuje nuestro, la segunda linea nuestra entra al ingoal, afuera estalla un loquero de gente y, en ese momento que nos frena Nueva Zelanda, el Flaco Ure levanta la pelota para apoyar y se produce el knock on y pitazo final del referee. Yo ni me había dado cuenta. Terminó y me fui al túnel convencido que habíamos ganado con un try scrum. Me enteré en el vestuario que habíamos empatado”.
Ernesto Ure explica la última jugada de 1985
La bronca del final pronto se convirtió en alegría al comprender que se había logrado un resultado histórico. Como de costumbre, esa noche los guerreros festejaron en New York City y con las primeras luces del amanecer empezó a cerrarse el año inolvidable, aunque todavía quedaba un reconocimiento gigante al rugby argentino. En la entrega de los Premios Olimpia, Hugo Porta fue distinguido con el Olimpia de oro, al mejor deportista argentino del año, que desde 1965 no se otorgaba a un rugbier. “Agradecí el premio en nombre del equipo y dije que uno al rugby jugaba por nada, solo por el placer de jugar y recibir un premio de esa categoría. Ser reconocido por lo que uno ama es algo muy lindo, pero mas allá de mi figura, fue un reconocimiento al rugby ”, así lo recuerda al gran capitán de Los Pumas. Fue el año de las fiestas rugbísticas ante Francia y Nueva Zelanda acompañando a un país ilusionado por el amanecer de la democracia. Después de muchos años Los Pumas se juntaron con su público y la vieja y querida cancha de Ferro quedó chica para contener tanto fervor.
Nuevos escenarios y nuevos desafíos esperaban a los guerreros en los años por venir.
Daniel Dionisi
Próxima semana, “Los guerreros y la década intensa” (Última parte)
Las declaraciones reproducidas pertenecen a reportajes realizados por el autor, Sergio Renna y Nicolás Casanova para la producción del programa Leyendas XV.
siempre se rompen los micros de la giras
Jajajaja
Es verdad…
Me acuerdo perfecto de la revancha con Francia, yo estaba en lo que era la popular local y entre los tablones vi como precalentaban los pumas atrás de la tribuna. El partido terminó de noche. Muy bueno el artículo otra vez. Gracias.
Excelente artículo.
de cuando la indumentaria tenía onda en serio
Lindo recuerdos de esos años gloriosos , estuve en los test del 85 y 86 , todos memorables , de hecho tengo guardados esos El Gráfico con la pluma de FreeLance.
Santiago