AP74
Hay un chico que no tuvo opciones en dos cuestiones: River y el rugby. En el 99, cuando el padre llegó del Mundial con una camiseta de Los Pumas firmada por todo el plantel como principal tesoro, ese mismo chico, que por entonces tenía apenas 4 años y manejaba un escaso vocabulario, sólo preguntó: “¿Cuál es la firma de Pichot?”. Y repitió la misma pregunta en el 2003 y, ya más grande, en el 2007.
Quizá esta anécdota sirva para ilustrar de alguna manera lo que ha significado Agustín Pichot en el rugby y en la gente, fundamentalmente en los chicos, en la última década. Adentro y afuera de la cancha. Símbolo Puma por donde se lo mire. Caudillo. Idolo. Presencia ineludible.
Entre sus muchos sueños de mosquito, AP, el de la 74, habrá imaginado seguramente también este día sábado en su club de toda la vida. Rodeado de su familia, de sus amigos y de la gente, que colmó el CASI para despedirlo en su última función con los cortos y los botines. Con esa calle gigante que lo recibió al ingreso y con esa despedida que incluyó su postrera arenga (“les quiero agradecer a todos de corazón) y su ida en andas del gran Bocha Ledesma, y calzándose la camiseta de Los Pumas con el número 72, marca de sus caps en el seleccionado.
Un partido que tuvo a dos equipos con camisetas negra y balnca y celeste y blanca, que lució a todos con la número 9, que se dividió en tres tiempos (uno de 30 minutos y dos de 15) y que concluyó con un try del Pichot menos rugbier: Alejo La Rana, hijo de Horacio Pelusa, árbitro y tío de Agustín. Fue el momento más divertido, porque Ledesma lo incorporó a un maul, luego trepó encima y cuando se bajó, apoyó ante el hueco que le regalaron los rivales.
Una cancha del CASI que lució como en aquellos años en los que Agustín empezaba a dialogar con la ovalada como juguete más preciado. Sin una publicidad. Y con marco de clásico. Adentro estuvieron muchos. Unos 70, con la camada entera del 74, más emblemas del ayer y del hoy de Los Pumas, caso el inoxidable Chapa Branca, compañero en los carasucias del Atlético que ganaron el Nacional de Clubes, o Serafo Dengra, que se lo tomó como si enfrente estuviesen los All Blacks..
Fue Diego Maradona al hotel de Pilar el viernes a la noche. Y dijo lo que significaba Pichot para los 75 presentes. Llegó también Alex Wyllie, al que ubicaron sus hermanos Enrique y Joaquín en un lugar perdido de Nueva Zelanda. Y Felipe Contepomi. Desbordó la emoción.
Hay una campaña en el CASI para que AP juegue el Top 14. El dice que eso le movió la estantería. Habrá que ver. En su historia deportiva nunca existieron los imposibles.
Nuestros respetos desde acá a AP9, AP74, Agustín, Ficha, Fichín, Gus, Petit Napoleón, como quieran decirle en cualquier rincón ovalado. Nuestros respetos a Agustín Pichot.
SANZAAR 2026-2030
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