Jorge Gutierrez tenía ese don de construir alejado de la gran escena, quizá porque ese es un don propio de los maestros. Para él lo importante era estar siempre al lado de una cancha de rugby, sin importar la división que jugara. Con esa mirada mezcla de serenidad y firmeza, contagió la pasión no sólo del deporte, sino de sus valores para después volcarlos a la vida.

Era un sinónimo del club Pueyrredón, al cual fundó y presidió durante 30 años, pero, sobre todo, era un fanático del rugby y predicaba con el ejemplo.

Angel Guastella no sólo lo conoció como pocos por haber fundado juntos Pueyrredón, sino porque ya lo había disfrutado en los tiempos en los que él estudiaba en el Colegio Nacional Pueyrredón, donde Gutierrez era el director de Educación Física. Papuchi siguió su huella y, por algo, fue un maestro de diferentes generaciones de Pumas.

Por eso este recuerdo lleva sus palabras: “El te enseñaba cómo moverse en libertad y por eso nunca necesitó ser obedecido. Yo lo trasladaría a estos tiempos de rugby amateur y profesional, para ver que las diferencias no sólo pasan por cobrar dinero por jugar, sino que es muy distinto ser socio de un club que ser empleado”.

“Recuerdo una anécdota que grafica bien cómo era Gutierrez. Nosotros acabábamos de perder una final de tercera de Ascenso en 1951 contra Correos y Telecomunicaciones. Y en el vestuario nadie podía hablar de la amargura. Hasta que entró Jorge, nos miró fijo y nos dijo: Si ustedes son serenos en la victoria también lo tienen que ser en la derrota. No es un drama perder. Para él lo importante era jugar y disfrutar del juego”, rememora Guastella.

Otra historia más: “Jamás lo vi criticar a un árbitro, ni siquiera en un par de partidos importantes en los que habíamos sido claramente perjudicados. Una vez a él te tocó dirigir un partido clave nuestro, que perdimos 6 a 3 por dos tries que no habían sido, pero él, ante la duda, prefirió convalidarlos. Me acuerdo que en el vestuario le dije: Jorge, no nos dirija más, por favor. Y me miró sonriendo”.

Con el Nacional Pueyrredón fundó el primer club colegial de rugby en la Argentina. Después creó Pueyrredón, donde, por ejemplo, jugó Martín Sansot, uno de los más grandes de todos los tiempos.

Jorge Gutierrez murió la semana pasada a los 85 años. Se fue en silencio, como los maestros. Este montón de palabras pretenden ser un homenaje y un deseo de que muchos recorran su camino.