Panarace
Uno de los primeros post escritos en este blog fue, lamentablemente, la salvaje agresión que recibió el árbitro marplatense Gabriel Panarace durante un partido de la liga local disputado el 12 de agosto del 2006 entre Los Cardos y Los 50. Su imagen con el rostro sangrando -tuvo doble fractura expuesta del tabique nasal- recorrió casi todos los medios nacionales. Unos días después se consignó también en este espacio que la Unión de Mar del Plata había castigado con 99 y 15 años de suspensión a los involucrados en el escándalo y que además había tomado drásticas medidas contra Los 50. Sin embargo, parece que no se fue al fondo del todo con la cuestión. Un informe publicado por el sitio rugbfun indica que Panarace está a punto de abandonar el referato, pues considera que no encontró el apoyo necesario para reponerse de sus serias lesiones.
Ocurre que Panarace tuvo que solventarse él mismo todos los costos de su recuperación física y psicológica, al margen de los incovenientes que encontró para continuar con sus tareas habituales, que consisten en la docencia y en sus funciones administrativas en una empresa agropecuaria. Peor aún: en sus acciones judiciales contra los agresores se topó no sólo con que ahora está imputado por los involucrados en su agresión por la interpretación de un término -“emboscado” o “acorralado”, como si en la práctica no fuesen lo mismo-, sino que de ese modo se busca también zafar de la sanción que impuso la Unión de Mar del Plata.
“La Unión de Mar del Plata me prometió una solución que nunca llegó”, afirmó Nahuel Menón Arredondo, abogado de Panarace.
La dirigencia del rugby argentino, vale recalcarlo, generalmente ha sido dura con los episodios de violencia en el rugby. Pero también es cierto que a veces los casos quedan archivados o no se va a fondo contra ellos. Esa imagen de Panarace con su rostro sangrando -y los videos de la agresión que también circularon- atentan contra la vida y contra la esencia del juego. Sería importante entenderlo.
No creo que Panarace pueda contar con la ayuda de la Unión en este momento.. Están ocupados viendo como terminan de arruinarle la gran oportunidad al rugby argentino… Mirá si van a tener tiempo de darle la mano a un arbitro!
Si panarace recurrio a la justicia… Porque entonces espera algo del rugby?
Que lo espere de la justicia.
El infortunado suceso y las consecuencias que deja la cobarde agresión sufrida por Panarace, son varias. Una de ellas es un pecado capital en nuestro deporte: absoluta falta de solidaridad con la victima. Otra, es como después del primer momento de ignominia y vergüenza, las instituciones responsables (Club y Unión), van sacando los pies del plato; no sólo intentan mirar para otro lado, como si fueran “extranjeros”, si no que empiezan a transformar al agredido, en victimario. La Unión no quiere asumir costos (en forma de ayuda monetaria), El Club teje una defensa (que a veces es un ataque) para despegarse de su miembro descontrolado y marginal y el agresor es insolvente. Moraleja: que al pobre referí, lo “arropen” sus amigos del alma y que su abogado luche contra los autistas, instituciones que tienen dirigentes que al estar en la “altura”, olvidaron lo esencial de nuestro espíritu. Esta situación ya es repetida, en otras oportunidades, victimas de conductas criminales en un campo de juego, tremendamente dañados, sufrieron la misma orfandad y aislamiento, departe de las instituciones a las que pertenecían. Un abrazo a la distancia y pedir avergonzadas disculpas a Panarace, por la actitud de olvido, de quienes se supone, él, debería recibir y atesorar el “mayor” de los respetos y cuidados, por ser el arbitro.Atte. Diego Puente
PD Los lastimados y agredidos van a la justicia, cuando los que debian actuar, miraron para otro lado, y dejaron sólos y con su drama al “cobardemente atacado”.
Estimado Diego, 100% de acuerdo. Mi solicidaridad con el árbitro Señor Gabriel Panarace. Miguel H, en mi opinión no hay contradicción en reclamar ante la justicia (contra el cobarde agresor y la institución a la que pertenece) y reclamar también al rugby (representado por la Unión de Mar del Plata). Me falta una pata en esta mesa descolada, qué actitud tomó la Asociación de Arbitros?
Con todo respeto Miguel h. pero me parece una agresion gratuita a un tipo que por todos los medios le pidió ayuda a la Unión Marplatense,y despues de mucho tiempo que no le dieron ni cinco de bola,tuvo que recurrir a la justicia.
Aparte,despues de lo que le pasó,tiene algo de malo recurrir a la justicia?
no tiene nada de malo recurrir a la justicia.
lo que ocurre es que, cuando uno se mete en esto, acepta las reglas del juego y los reglamentos y las sanciones que corresponden a cada caso.
si estos elementos no satisfacen lo que cada uno espera, entonces que recurra a la justicia, si le parece.
a partir de ahi… dependera de la justicia y nada mas.
saco los pies del plato.
mi club tuvo que soportar el caso de un tontito que vio la posibilidad de sacarle plata a un jugador que lo dejo comiendo pure por 6 meses, entonces le hizo juicio al jugador y repitio contra el club.
en cada partido se dan situaciones factibles de juicio.
no me parece positivo impulsar estos metodos.
Estimado Miguel H, entiendo tu punto de vista. Pero coincidirás conmigo que el ejemplo que mencionás no aplica por analogía, a la agresión que sufrió Panarace. Además entiendo que el reclamo del Arbitro a la Unión de Mar del Plata, no es judicial (aunque también podría) sino institucional. Abrazos.
En más de cuarenta años en el rugby de Buenos Aires, he conocido, he visto los avatares y el desarrollo de muchos clubes. Algunos de ellos han aceptado o tolerado; que en su cultura, en su impronta formativa; los actos de agresión durante el juego no sean erradicados. Acciones propias del pugilato o “kick-boxing”, son recibidas con una sonrisa socarrona de aceptación, o directamente como una picardía digna de admiración.
En estas asociaciones, han comprobado (tomen o no conciencia), los perjuicios ocasionados: Dificultad para ascender posiciones, descrédito, prejuicio de rivales y árbitros e imposibilidad de arribar a los puestos encumbrados, de otros clubes: que con igual o menores estructuras materiales y menor cantidad de voluntades practicando el juego, obtuvieron mucho mejores réditos. Mi punto de vista, apunta a que no contaron con las ventajas que supone, poner toda la energía y el esfuerzo; en el juego limpio e inteligente y en respeto a las reglas. Perdieron los réditos de la disciplina, que supone no cometer infracciones y fundamentalmente: no trasponer esa tenue línea, que hay entre la valentía y la violencia, donde habita el rugby. Los que han podido cambiar, son líderes del medio en el que se manifiestan, los que no; están sumergidos en una encerrona, entre el “subibaja y el tobogán”. Ha sucedido reiteradamente, que los imbuidos de este espíritu trasgresor y agresivo, se sienten habilitados, a tomar con albedrío, la justicia en sus manos (su justicia), y ponerla en sus puños, codos, cabezas y botines. Propinando la “condena” decretada personalmente y contando con la “comprensión” y hasta una velada o no tanto, alabanza del colectivo al que pertenece. No solamente de sus pares encuentra respaldo; pues muchas veces los entrenadores y dirigentes, suelen ser en estos espacios, de idéntica actitud de los jóvenes deportistas. Comentando en la intimidad del “bar.” los méritos que se le conceden, al “justiciero” o “amedrentador consolidado”.
Cuando este individuo, es un “primera línea” que paso holgadamente los 100 kilos, con muchas horas de gimnasio, pesas y nutrientes y arremete desde atrás, corriendo, y le propina un trompazo con el puño, a un rival desprevenido que marcha adelante, rompiéndole en dos lugares la mandíbula, sacándosela de lugar y ocasionando un daño que debió repararse con cirugía y actividad nula durante un año, me costaría mucho llamarlo “jugador de Rugby”. Cuando el agredido y damnificado, percibe la injusticia, que significa que quien lo agredió cobardemente (tal cual fue filmado por Espn y visto públicamente), le dan las ultimas fechas de ese año y el verano, pudiendo volver a jugar al comienzo del siguiente (mucho antes que él), cuando el club al que pertenece no reclama por esta ignominia y no es contenido ni apoyado por las instituciones responsables; es coherente y hasta justificado, que recurra a la justicia. Atte. Diego Puente
PD El agresor; que seria reincidente, al poco tiempo, por otra acción punible, fue obligado a abandonar el juego definitivamente; es “El jugador”
El agredido, jugo desde niño, en gran nivel, fue campeón Argentino con Bs., As, como titular en M-19, ganándole a Tucumán en su provincia. Titular en la primera de su club de primera durante años. Querido y elegido capitán, por sus compañeros. Se puso un injerto de hueso de su cadera, entre dos vértebras cervicales, soldándolas, para poder seguir jugando. Hoy tiene 35 años y dos hijos, pero sigue armando equipos de seven, que con atuendos personalísimos, “cotillon”, y música potente, en la combi (con la que lleva a los más insolventes), alegra a todos los que participan de estas fiestas de fin de año en el interior de la Prov. de Bs. As.. Además se sigue entrenando y jugando con gran calidad…es “el tontito” que “comió puré” durante un año.