La historia tiene final feliz. Los protagonistas se encontraron unos meses después, ya sin broncas ni rencores, en Londres, la ciudad de los hechos. La víctima, que ya había logrado despertar, le regaló su casco de policía al victimario, en señal de amistad. El victimario, que llegaba como integrante del plantel puma al segundo mundial de rugby, ya había dado sobradas muestras de arrepentimiento.

El 3 de noviembre de 1990 Inglaterra aplastó a Argentina en Twickenham con un 51-0. En medio del desconcierto, cuando promediaba el segundo tiempo, Jeff Probyn, pérfido pilar inglés, agredió en un scrum al joven pilar argentino Federico Méndez, el victimario. El mendocino, enceguecido y con toda la bronca acumulada por la goleada, se paró y descargó la furia contra lo primero que tuvo delante que no fue otro que el segunda línea Paul Ackford, la víctima que, distraído, miraba hacia la platea de Twickenham mientras esperaba que se reformule el scrum. Fue una piña letal que hizo famoso a Méndez antes de que desarrollara la formidable carrera que lo convirtió en uno de los grandes primera líneas de la historia de nuestro rugby. El final ya está contado, la piña va en esta nueva edición del momento Retro de cada semana.