Pochola
Un manto de dolor cubre al rugby argentino porque se fue el hombre de la vincha. Hoy murió Héctor Silva. Luego de dar una dura batalla de muchos días contra el coronavirus, el guerrero descansa. Se apagó una de las llamas mas intensas que iluminaban a nuestro rugby y ya nada será lo mismo sin su presencia, porque Pochola es un verdadero padre para todos los que, en Argentina, alguna vez tuvieron una ovalada en sus manos.
El pibe que debutó a los quince años en la primera de Los Tilos, el que llegó tímidamente al seleccionado para viajar a Sudáfrica en el 65 y convertirse, en la tierra de los Springboks, en un vendaval de rugby que movió los cimientos de esta historia ovalada, el que heredó la capitanía de Aitor, el que consolidó a Los Pumas en las batallas de Jorge Newbery y Ferro, el que llevó de la mano a Hugo Porta en su debut en Los Pumas, “vení tranquilo pibe, que hoy en la cancha está papito”, el que fue injustamente apartado de Los Pumas por seis años y volvió para marcar el camino a la nueva camada en Twickenham, en Nueva Zelanda, en Sudáfrica. El que una tarde de invierno en el vestuario de Ferro, en silencio, guardó la vincha en el bolso y les contó a sus compañeros pumas que ese había sido su último partido, así, sin grandilocuencias, con la humildad de los grandes. El que siguió marcando el camino como entrenador y dirigió el primer triunfo ante Francia y el empate del 85 ante los All Blacks. El dirigente, el hombre de Los Tilos, el hombre de rugby.
Cuesta tolerarlo, pero Héctor Pochola Silva ya no está entre nosotros. Hasta siempre, capitán.
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Pochola eterno
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