El equipo del pueblo
No parece un sueño, fue un sueño. Fue el sueño de Julián Gutierrez, de Lino Perez, de muchos que le pusieron cuerpo y alma a esa ilusión llamada Banco Nación. Pero el sueño no empezó con el kick off de esa tarde, ni con el vestuario previo, ni con la concentración en la quinta de ADIDAS. El sueño empezó muchos años antes y ese 14 de julio de 1990 los soñadores, que eran muchos mas que quince, se pusieron la corona para siempre. El equipo del pueblo, que se había ganado ese apelativo venciendo a los poderosos de la elite del rugby argentino, voló bien alto y jugando con fidelidad absoluta a su identidad, derrotó a un socio ilustre de la elite del rugby mundial. Aquella tarde fría, como dice el himno nacional, Banco Nación tuvo coronada su sien de laureles y a sus plantas rendido un león.
Unos días después del partido Pablo Pérez, centro titular del equipo, se sentó a comer en la parrilla de siempre con su padre Lino, que en ese momento era presidente del club y luego lo sería de la UAR. “¿ Pilín, vos sos consciente de lo que hicieron ? ¿Vos sabés que hubo una época en que nos comíamos carros todos los partidos? Y el otro día le ganaron a Inglaterra!, In gla te rra! entendés?. Recién ahí Pilín, que todavía estaba en el aire, inició el aterrizaje, fue consciente de que habían hecho algo para siempre, para todos los tiempos del club. Claro, los mas jóvenes no tenían dimensión exacta de la hazaña. Ellos en los últimos años estaban acostumbrados a ganar. El viejo Lino, en cambio, había conocido la mala y todo el proceso de construcción. Y por supuesto, nadie tenía mas claridad respecto al logro que el capitán, el emblema. Hugo Porta, el mismo que había llegado a la primera cuando los que serían sus compañeros del invierno del noventa eran pibitos. El mismo que había liderado la construcción de ese equipo lujoso que maravilló al rugby argentino en la segunda mitad de los ochenta, lo dijo en el tercer tiempo en el club, unas horas después de la hazaña. Cuando tomó el micrófono, Porta le habló a sus compañeros. “Vivan con intensidad estas horas, que son históricas. Lo histórico fue jugar contra Inglaterra, lo histórico es el resultado. Pero mas allá del resultado, lo histórico fue haber defendido una manera de sentir y una manera de vivir el rugby.”
En esas palabra el Diez, que siempre tuvo tanta lucidez adentro como afuera de la cancha, definió con precisión lo que había ocurrido aquel 14 de julio. El triunfo era histórico y lo habían logrado jugando a lo Banco, siendo fieles a su identidad.
Se prepararon como para jugar un test, porque concentraron en la quinta de ADIDAS en Tortuguitas, porque diseñaron una camiseta especial, pero el partido lo jugaron como si fuera uno mas del torneo de Buenos Aires. Ese fue el debate de los días previos. ¿ jugar cerrado (era Inglaterra!) o hacer volar la pelota? No fueron mas que unas pocas conversaciones y la decisión unánime fue que si habían llegado hasta ahí jugando de una manera determinada, tenían que defender esa estética y de última, morir con las botas puestas.
La apuesta audaz funcionó. La historia y estos treinta años que se cumplen hoy, lo certifican.
El partido está ahí, en las imágenes. Banco jugó como siempre, haciendo volar la pelota con el juego vistoso que invitaba a gente de todos los clubes a verlo cada sábado. Con la conducción de Porta que, a sus 38 años, fue la figura de la tarde. 21 puntos (dos drops y cinco penales) aportó su luminoso pie. Mas de una vez salieron jugando de abajo de los palos ante la sorpresa de los ingleses que, a medida que avanzaba el partido, entraban en cólera y desesperación ante lo que se venía, una derrota en el primer partido de la gira, para ellos humillante. Los tries llegaron en el segundo tiempo. Primero la corrida de Claudio “Botín” Gentile, después la avivada de Fabio “Aguja” Gómez. En ese momento, por la diferencia en el marcador, se vieron ganadores. Pero el capitán los bajó a tierra; “Tranquilos, que todavía falta!”. Muchos jugaron los últimos minutos con los ojos húmedos, tratando de atenuar la emoción. Y llegó el final y la explosión. Banco Nación 29 – Inglaterra 21. La hora del desahogo y el festejo. Mientras Banco cantaba y saltaba por todo el pasto de Liniers, Will Carling, capitán inglés, reunió a sus jugadores en una ronda de reto y caras serias. Luego en el tercer tiempo pidió la palabra y dijo “Que todos tengan claro que esto, que un equipo de club le gane a la Selección de Inglaterra, no volverá a pasar”.
Tuvo razón, no volvió a pasar. Por eso hoy Banco Nación celebra el día del club y seguramente al emocionado festejo se sumarán los que ya no están fisicamente. El Gordo Alfredo Marrón, aquel pilar inamovible que se fue muy joven, José Gavito, entrenador del equipo junto al Indio Fernández y Hamilton, masajista multifunción y amigo de todos.
El corazón del equipo del pueblo sigue latiendo y hoy los hombres del noventa brindarán por el emocionado recuerdo y renovarán el compromiso de ser fieles al mandato del gran capitán: defender una manera de sentir, una manera de vivir el rugby.
Daniel Dionisi
Boks
Capibaras
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