Hindú tocó el cielo
No fue esta vez por la explosión de sus tres cuartos, sino por el oportunismo y una pizca de suerte para golpear en el momento justo y por la extraordinaria tarea de sus forwards. No hubo esta vez cambios de ángulos y despliegue de la pelota por todo el ancho del ataque, sino mucha defensa, convicción para disputar todas las formaciones, presión insoportable para el rival y la fortaleza mental necesaria para este tipo de partidos. Esta vez sí Hindú se consagró campeón, y la fiesta que se desató en Benavidez hizo camino rumbo a Don Torcuato.
Hindú le ganó por 20 a 5 a Alumni en un partido que no se dio dentro de los parámetros previstos. Porque el equipo de Tortuguitas nunca pudo imponer su decisivo line, al punto que perdió varias pelotas, sobre todo en el primer tiempo. De una de ellas llegó el try de Juan Ignacio Gauthier. Mérito de los saltadores de Hindú, que complicaron siempre la salida. Y el equipo del Pato Noriega, además, no planteó un partido abierto, sino que fue a disputarle la Copa a su rival en su terreno preferido. Jugó como hay que jugar los test. Tal fue como se plantó Hindú, que Alumni en los primeros 40 minutos casi no pasó la mitad de la cancha.
Con la chapa 8-0 en contra (hubo un penal de Juan de la Cruz Fernández Miranda por una tonta inconducta de Santiago Bottini), Alumni se fue con sus gordos a la carga en el complemento. Fueron 15 minutos de asedio constante. Cambió penales por scrums y lines, pero Hindú, yendo para atrás, zafó. Una trompada de Juan Pablo Bianchi a Mateo Iachetti (jugó todo el partido al límite de la infracción) hizo retroceder a los de Tortuguitas. Pero siguió el asedio. Y en el tercer scrum en cinco yardas, Hindú recuperó la pelota.
Hasta que a los 17, Manasa Fernández Miranda, siempre lúcido, puso un kick al fondo. Dudó Martín Bottini y la pelota le picó justo al tryman del torneo, Francisco Díaz Bonilla, quien corrió hasta abajo de los palos. La conversión de Manasa parecía que terminaba con todo.
Pero Alumni, con el conmovedor sacrificio de sus forwards, siguió yendo para adelante. A los 22, Miguel de Achával apoyó tras un trabajoso maul. La conversión de Santiago van der Ghote dio en el palo. No era el día de Alumni.
Con todo el equipo de Tortuguitas lanzado en ataque, una pelota perdida culminó con otro kick al fondo. Iban 29 minutos. Van der Ghote intentó un sombrerito sobre Díaz Bonilla, pero éste se lo tapó, se la fue llevando con el pie pegada a la línea como un wing de fútbol y otra vez el pique lo favoreció para aterrizar en el ingoal contrario y sellar la fiesta. Impresionante lo del wing de Hindú: 26 tries en 26 partidos.
Lo que restó de partido casi no contó. Hindú ya tenía el título en el bolsillo. El tercero de su carrera, como en 1996 y 1998. Esta vez no dejó escapar la presa como cuando cayó agónicamente el año pasado contra el CASI. Esta vez sí, Hindú. Con el espectáculo que dieron sus backs durante todo el año y con la guapeza que mostraron hoy sus forwards. Un justo campeón.
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