Recuerdo ovalado
Hugo Mackern fue un periodista que le brindó un enorme aporte al rugby argentino. Sus crónicas bajo el seudónimo de Free-Lance en la revista El Gráfico son fieles testigos de una pluma pulida y de esas que no callan nada. Siempre recuerdo que en aquel famoso test de 1976 contra Gales, en Cardiff, los hinchas creíamos que no había sido penal el de Chiquito Travaglini a JP Williams, que después terminó en la conversión de Phil Benett que decretó la derrota. Sin embargo, Mackern fue directo y opinó que el tackle alto del inside argentino era penal sin discusiones. Mackern, socio de CUBA y asiduo aistente a Biei, escribió un libro que es una joyita y, que lamentablemente, ya no se consigue: Historia del rugby argentino (1917-1930) y Gira británica de 1927. Allí también ofrece varias semblanzas de figuras de la época. Elegimos una, la de Antonio Bilbao La Vieja, quizá uno de los rugbiers más emblemáticos de la historia argentina. Dijo alguna vez Horacio Pichot, tío de Agustín, que el espíritu de Bilbao La Vieja está dando vueltas por el CASI. Mackern no sólo lo destaca por su capacidad como jugador campeón con su club y titular indiscutido en el seleccionado, sino por haber sido el mentor de la Agrupación Veteranos de Rugby. Bilbao La Vieja nació en La Plata en 1892 y empezó jugando en Estudiantes antes de llegar al CASI. También fue el mentor de la idea de reunir a viejos compañeros de su club en una mesa a la que él llamó “Los muchachos de don Rafael”, en homenaje a Rafael Cullen. Siempre viene bien un poquito de memoria. Mackern la merece. Y Bilbao La Vieja, también.
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