Bien de Perica
Andrés Perica Courreges es él solo un libro de anécdotas y chistes. Ayer, en la Embajada francesa, mientras tomaba champagne del bueno y arrasaba con los canapés, contó una historia de la que todavía nos estamos riendo todos los que lo escuchamos. Resulta que Los Pumas viajaban a Australia y varios jugadores se reunieron al fondo del avión para matizar la larga espera. En el último asiento iba alguien tapado desde la cabeza y lo único que se le veían eran los zapatos, idénticos a los de la vestimenta oficial de la delegación. Entonces, cada vez que uno se acercaba al fondo, Perica le decía: “Es el Bambi (por Alfredo Soares Gache)”. E inmediatamente el chiste era pegarle un cachetazo en la cabeza. Pero la persona no se despertaba. Y Perica quería más. Fue a buscarlo al médico, el Oso Elías Gaviña y, desesperado, le gritó: “Oso, el Bambi se tomó un montón de pastillas y no podemos despertarlo”. El Oso Gaviña Alvarado, también un personaje, corrió al fondo y empezó a pisarle los pies a esa persona que, ya cansada, se levantó y comenzó a golpearlo al médico de Los Pumas. Era una mujer. Y tuvieron que intervenir las azafatas y los comisarios de a bordo.
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