Marcelo Campo
Otro golpe doloroso para el rugby argentino. Hoy murió Marcelo Campo, víctima de un ataque cardíaco en Uruguay. Wing formado en su querido Old Georgian que, al desaparecer ese club en 1978 pasó a Pueyrredón, donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Fue uno de los grandes wings de la historia de Los Pumas, desde su debut ante Inglaterra en 1978 hasta su último partido con la celeste y blanca ante los All Blacks en la primera Copa del Mundo disputada en 1987, completó 26 caps en el seleccionado. Marcelo tenía 63 años, un crack como jugador y como persona que siempre será recordado por el mágico vuelo de Twickenham.
Se fue el último Puma de Old Georgian, el que entró en la historia del rugby argentino casi sin darse cuenta. “En la cancha se me acercó Fito Capelletti y me dijo “vos viste lo que hiciste?” pero yo no me había dado cuenta de nada, recién a la noche cuando vi la foto en el diario me di cuenta lo que había hecho” Así contaba Marcelo Campo su vuelo glorioso y en el video que acompaña estas líneas recuerda la historia de esa foto.
Así lo recordamos hoy para homenajearlo.
El último puma de Old Georgian.
Penal para Los Pumas. Palos. No está mal arrancar tres a cero en Twickenham. Penal factible, palos. Cualquiera elegiría patear a los palos. Pero Porta piensa distinto. Porta piensa un segundo antes que los demás. Por eso se juega y la juega. Levanta la pelota y empieza a correr sesgado paralelo a la línea del ingoal. La mayoría de sus compañeros se quedan esperando la patada. La mayoría de los ingleses también. Hugo arriesga, quiere el try. El cordobés Passaglia, confundido, se mete en su camino y lo estorba. Pero Hugo lo saca del camino con un empujón con el brazo libre y sigue. De pronto percibe que uno de los suyos lo interpretó. Por el rabillo del ojo lo ve al pibe de Old Georgian que viene corriendo como una tromba por la derecha acompañando la jugada. Hugo decide tirar el pase. Le apunta al lugar justo como para que el pibe se lleve la ovalada sin disminuir ni un centímetro su velocidad de carrera. La pelota vuela y se encuentra con el receptor en el momento exacto. En el lugar preciso. Stop. Se detiene la imagen.
Marcelo Campo está a punto de entrar en la historia. Como otro Marcelo algún tiempo atrás. Como Pascual, el de la foto eterna. O como Juan Imhoff muchos años después. A Marcelo Campo le están por sacar otra foto gloriosa. El fotógrafo prepara la cámara cuando lo ve venir, porque intuye que está por pasar algo grande. Lo que no sabe es que la carrera de Marcelo Campo hacia la historia arrancó mucho antes de que empezara a correr por el césped perfecto de Twickenham.
Arrancó en un partido de tercera.
En 1978 Old Georgian, el glorioso club de los egresados del Saint George, apenas respiraba. La negativa a abrir el club a jugadores que no fueran ex alumnos del colegio había disminuido notoriamente el nivel de un equipo que siete años atrás ostentaba el orgullo de poner seis pumas en el plantel de la segunda gira a Sudáfrica. Ahora, en el 78, jugaba en tercera. Un año después iba a desaparecer. Pero todavía latía un puma, el último, en sus entrañas. Solo hacía falta que lo descubran.
Johnny Lucas fue el último entrenador del plantel superior de Old Ge´s en aquella etapa del club y a principios del 78 llamó a su amigo Luis García Yañez para que lo ayudara en el entrenamiento de los fowards. Por esos días el Pato colaboraba con Angel Guastella en el armado del nuevo equipo de Los Pumas para la gira a las Islas Británicas y sabía que faltaba un wing. Cuando participó de los entrenamientos de Old Georgian pudo apreciar las cualidades de un chico de 18 años. Se llamaba Marcelo Campo y a García Yañez le pareció que era el wing que buscaban. Con Guastella decidieron convocarlo al seleccionado de Buenos Aires que debía jugar la final del Argentino contra Rosario. El partido se jugó en Plaza Jewell y alguien le contó a Campo que si jugaba bien tenía un lugar asegurado en el plantel que viajaba a Inglaterra. Y un dato mas. La plaza disponible se jugaba entre él y el wing de Rosario Chicho Nougues, su rival de esa tarde. Por eso antes de la final, cuando Campo se lo cruzó a Nougues adoptó una postura altanera y lo desafió con furia – “Hoy te mato, te voy a pasar por arriba”. El rosarino lo miró sin entender nada.
Campo cumplió. Esa tarde jugó un partidazo, aplastó al desconcertado Nougues y se ganó un lugar en la gira. Años después, Guastella confesó que nunca se había considerado la posibilidad de llevar a Nougues a Inglaterra. Que algún pillo del cuerpo técnico de Los Pumas alimentó la fantasía de Campo. Lo cierto es que la trampa le sirvió, porque esa tarde los entrenadores terminaron de descubrir al último puma de Old Ge s.
Play. Campo, que siguió todo el movimiento de Porta intuyendo que la jugada venía para su lado, recibe la pelota, la aprieta contra el pecho y sigue corriendo directo hacia el ingoal pegado a la línea de touch. El fullback inglés lo está por alcanzar por el costado y el wing lo espera de frente parado un metro delante del ingoal. Si cambia de paso hacia adentro lo saca el fullback, si sigue derecho lo saca el wing. Entonces llega el momento de inspiración. El click que cambia la historia. Marcelo Campo decide volar en todos los sentidos del verbo “volar”. Vuela su imaginación. Vuela su talento. Vuela su inteligencia. Vuela su inspiración. Y fundamentalmente vuela su cuerpo, que pasa por arriba del wing y aterriza elegantemente en el ingoal inglés. El fotografo capta el momento exacto del vuelo, lo inmortaliza y lo instala en el cuadro de honor de Los Pumas junto a la foto de Pascual y la de Juan Imhoff.
Marcelo Campo, el último puma de Old Georgians, ve la foto en el diario de la noche y recién ahí se da cuenta que entró en la historia.
Hoy Marcelo inició el vuelo eterno. El rugby argentino ya lo extraña.
Daniel Dionisi
Plantel
Finalistas
Sin memoria