Lions (Segundo viaje olvidado)
La gira a Nueva Zelanda está cada vez mas cerca y Ricardo Sabanes nos presenta otra de las giras olvidadas a Argentina de los British Lions.
Combinados de Gran Bretaña e Irlanda vinieron a la Argentina en 1910, 1927 y 1936, ganando cada partido, incluyendo media docena de “Tests” contra seleccionados argentinos que luego fueron reconocidos como Pumas. Estas visitas han sido aceptadas retrospectivamente como “Lions Tours”, los viajes olvidados.
1927. Segundo viaje olvidado.
La gira del equipo británico de 1927 fue de gran importancia para al rugby argentino, al que le dio un poderoso impulso. Los viajeros encontraron a nuestro rugby en una condición saludable. El surgimiento de los clubes “criollos” lo había hecho crecer.
La River Plate Rugby Union había formado una comisión para estudiar la forma de traer al país a un equipo británico. Para hacerlo debían contar con la suma de 25.000 pesos moneda nacional (unas 3.000 libras esterlinas de entonces) para pagar los costos de viaje y estadía de un plantel de veinticinco personas. Con aportes de los clubes, empresas periodísticas, tiendas como Gath y Chaves, ferrocarriles y frigoríficos británicos y aportes personales, se reunieron 30.000 pesos. A mediados de 1926 la RFU recibió una invitación de la RPRU:
“Rogamos informar si es posible arreglar que un team de jugadores de primera clase, incluyendo internacionales, constituido por veinticinco personas incluso un manager y un réferi de primera categoría nos visite a la Argentina por tres o cuatro semanas en junio, julio o agosto del año próximo”.
La RFU consultó al International Board, aseguró su aprobación para la visita en el verano boreal de 1927 y respondió afirmativamente a la RPRU.
El 19 de julio de 1927 un plantel compuesto por veintitrés jugadores de Inglaterra, Escocia e Irlanda bajo la dirección de James ‘Bim’ Baxter, nada menos que el presidente de la RFU, y un réferi de primera clase, arribó a Buenos Aires a bordo del MV Alcántara y se instaló en la sede del famoso Hurlingham Club para un fixture de nueve partidos.
Cumpliendo con el pedido de la RPRU, este Combinado Británico era considerablemente más fuerte que el que se había reunido en 1910. No menos de quince de los veintitrés jugadores eran -o más delante fueron- internacionales. Su capitán, David MacMyn, era un destacado forward de Escocia que había sido figura en el pack que aseguró el primer Grand Slam de su país en 1925 y compartió el título del Cinco Naciones con Irlanda en 1926. MacMyn fue una elección acertada como capitán. Un gran pensador del rugby, había jugado en el pack del conjunto de Cambridge que perdió por solo 5-0 contra los Invincible All Blacks de 1924, el mítico equipo que maravilló a Gran Bretaña con su juego de constante apoyo y contraataques desde cualquier parte del campo.
Durante el largo viaje por mar a la Argentina, MacMyn hizo buen uso del tiempo a bordo para que sus hombres se entrenaran y realizaran un plan táctico para la gira. Mucho antes de que el término entrara en el léxico del rugby, MacMyn experimentó con el uso de la segunda fase para succionar oponentes de la defensa y explotar las espacios que se abrían cuando la pelota era reciclada a los backs. Algunos aseguran que ningún otro equipo de los Lions de entreguerras -ya fuesen oficiales a Sudáfrica o Nueva Zelanda, o los no oficiales a la Argentina- preparó mejor su plan de juego que el que vino al país en 1927. Escribe MacMyn en su diario:
“Estábamos todos imbuidos del deseo de jugar como debía jugarse, y no había flojera en nuestra preparación a bordo del barco. Nos entrenamos duro. Cada mañana teníamos prácticas de scrum, de backs, entrenamiento físico de todo tipo y nadar antes del almuerzo. Por las noches tuvimos muchas conversaciones frente a la pizarra y elaboramos todo tipo de planes. Y así, el duro entrenamiento y el libre intercambio de ideas nos estimularon para los días agotadores que teníamos por delante.”
A pesar de que los viajeros iban vestidos con camisetas azules con el escudo de cuatro cuartos de las Home Unions (con la rosa, el trébol, el cardo y las plumas), no había ningún jugador galés en el plantel de 1927. Sin embargo el Principado estaba representado por Tommy Vile, un Lion de la gira a Australia y Nueva Zelanda en 1904 y más adelante capitán de Gales. Desde su retiro como jugador internacional en 1921, Vile se había convertido en uno de los mejores árbitros de Test de los años 20 y fue en este papel que acompañó a los Lions a la Argentina, donde llamó la atención por estampa: de baja estatura, vestía sweaters de vivos colores y corría a la par de los jugadores siguiendo el juego de cerca, algo que no hacían los referís locales, caballeros de mayor edad y menor agilidad.
Estos poderosos Lions ganaron los nueve partidos, marcaron cerca de 300 puntos y concedieron solo tres anotaciones. Los cuatro Tests fueron ganados 37-0, 46-0, 34-3 y 43-0. Los anfitriones quedaron impresionados por la forma caballerosa con que los visitantes jugaron los partidos, especialmente por el respeto a los árbitros y la aceptación de sus fallos. “Los jugadores británicos eran tan perfectamente disciplinados que obedecían sin cuestionar cada mirada y cada asentimiento de su capitán”, informaba The Standard.
Los dos primeros partidos vs el combinado Anglo-Argentinos y vs San Isidro no dejaron satisfechos a los visitantes. Escribe MacMyn:
“No estábamos muy contentos con nuestro rendimiento, por lo que nos propusimos dar nuestro mejor espectáculo en el primer Test. Nos entrenamos muy duro en el club Hurlingham, resistiendo lo mejor que pudimos las invitaciones a cenas y bailes que se derramaban sobre nosotros. Éramos noticia de primera plana. Roger Spong, en virtud de sus enérgicas carreras pegado al touch, fue popularmente aclamado como ‘La locomotora’.”
El Test despertó un gran entusiasmo. Había una multitud de alrededor de 12.000 personas para presenciar el partido en Gimnasia y Esgrima. La presencia del embajador de Gran Bretaña, a quien ambos equipos fueron presentados antes del partido, se sumó a la importancia de la ocasión. La formación de Argentina, capitaneada por Arturo Rodríguez Jurado, fue la siguiente (nótese el mayor número de jugadores de apellidos “criollos” y solo seis británicos):
Travaglini; César Vázquez, Fabio Lucioni, Arturo Rodríguez Jurado (cap) y W. Bradon; Alberto Zoppa y Reginald Cooper; Antonio Pasalagua, F. Robson y Miguel McCormick; Rodolfo Serra y José Cuesta Silva; Enrique Bustamante, Jorge Conrad y Archie Cameron.
Formación de Argentina para el primer Test vs los Lions. Con la pelota en la mano el capitán Rodríguez Jurado. A la derecha el pintoresco árbitro Tomy Vile con su sweater de colores.
El Test terminó 37-0 para los británicos. La prensa local por un lado criticó al equipo argentino, aunque se lamentaba por el poco tiempo den entrenamiento juntos que habían tenido los forwards locales, con una estadística que actualmente impresiona: hubo 34 scrums de los que los argentinos obtuvieron 12 y los visitantes 22. Cuenta MacMyn en su diario:
“La multitud estaba encantada. Quedaron impresionados por el hecho de que jugábamos en silencio, escuchando sólo a la voz del capitán. A diferencia de sus jugadores, que se aglomeraban cuando se iba a patear un kick a los palos, cada uno exigiendo con vehemencia su derecho a hacerlo. Los argentinos tienen todas las cualidades físicas que se requieren para el rugby. Son grandes, fuertes y rápidos. Son tremendamente entusiastas ??-a veces, en exceso. Lo que les falta es la experiencia del rugby de primera clase y un conocimiento de los detalles más finos del juego.”
El siguiente partido fue en Rosario. El rugby en esta ciudad se había extinguido al comenzar la guerra de 1914 (sólo del Atlético del Rosario partieron al combate alrededor de 330 socios). Hubo algunos intentos de recuperarlo pero con poco éxito. Así surgió la idea de que el Combinado Británico jugara un partido en Rosario para despertar el entusiasmo local, pero como no era posible formar un equipo competitivo con los escasos jugadores locales, se decidió que el oponente fuera un combinado de Gimnasia y Esgrima y CUBA. Ambos equipos viajaron a Rosario el día del partido en el tren rápido de la mañana. Lo interesante es que en vez de descender en Rosario Norte, la estación terminal, la dirección del ferrocarril permitió que el tren se detuviera en la barrera de la calle Córdoba para permitir que jugadores y comitivas caminaran tres cuadras hasta Plaza Jewell. Poderosa era la influencia del rugby en los ferrocarriles británicos de entonces. En un día lluvioso, el partido se jugó en un terreno barroso ante una multitud que buscaba guarecerse de la lluvia. Los Lions ganaron 24-0.
Partido en Atlético del Rosario. El combinado Gimnasia y Esgrima / CUBA (con llamativas camisetas) gana un lineout.
Para el segundo Test en Gimnasia y Esgrima, Argentina presentó la siguiente formación:
Jacobs; G.E. Cooke, Carlos Reyes, César Vázquez y Martín Ayerra; Marco Hernández y Reginald Cooper; Julián Sommer, Arturo Rodríguez Jurado (cap) y Roberto Botting; Archie Cameron y José Cuesta Silva; Enrique Bustamante, Jorge Conrad y Alfredo Riganti.
Con el tiempo el juego de los Lions fue creciendo. Las combinaciones había mejorado como resultado del conocimiento de las destrezas de cada compañero, ventaja compartida por todos los planteles en gira. El equipo debía mucho a los irlandeses Jimmy Farrell, Charlie Payne y Ted Pike. Los rápidos pases entre los forwards era desconcertante para los argentinos. El partido terminó 46-0 para los Lions.
El tercer Test resultó 34-3 para los británicos, jugado en Gimnasia y Esgrima ante una gran multitud evidentemente complacida por la performance de la visita. En ese partido los forwards británicos innovaron con unos rulos en el contacto, maniobra que desconcertó a la oposición. Los backs variaron su juego y ejecutaron tijeras con gran éxito. Por momentos la pelota salía con rapidez desde un touch para volver al otro (agotaban el lado) y sorprendían con cross-kicks para los delanteros que esperaban en el centro de la cancha para marcar bajo los postes. Los puntos anotados por Argentina fueron obtenidos por un kick de un mark. De una salida de 25 británica Francisco Torino recibió la pelota a mitad de cancha cerca del touch y pidió “mark” (en esa época se pedía mark en cualquier lugar del campo de juego). Pateó a los postes y la pelota navegó con fuerza de sobra para anotar los tres puntos del seleccionado. “Una de las mejores patadas que he visto” comentó el capitán británico MacMyn.
Equipo argentino que enfrentó a los Lions en el tercer Test.
El último Test fue decididamente para los británicos. Argentina había fortalecido su equipo, pero no alcanzó. Salieron a la cancha por Argentina:
A.G. Jacobs; César Vázquez, Carlos Reyes, Marco Hernández y Norberto Escary; Francisco Torino y Reginald Cooper; Roberto Botting, Arturo Rodríguez Jurado (cap) y Alfredo Riganti; José Cuesta Silva y Rodolfo Serra; Enrique Bustamante, Vicente Rimoldi y Salvador Müller.
El presidente de la República, el Dr. Alvear, acompañado por Sir Malcolm Robertson, recibió a los equipos en el campo de juego. El Combinado Británico comenzó con estilo contundente y anotaron 43 puntos sin respuesta. Terminaron la gira sin tries en contra, con una puntuación total de 295 puntos en nueve partidos. Los puntos locales fueron por dos penales y un goal de mark.
El Combinado Británico posa satisfecho antes del cuarto Test vs Argentina.
Los pocos días restantes fueron un torbellino de actividades sociales, almuerzos y cenas de despedida. El baile en la Embajada Británica y la cena de honor en el Hotel Plaza se destacaron entre todas las actividades sociales.
La gira británica había sido un éxito deportivo. En toda ocasión los estadios fueron colmados por aficionados que no disminuyeron en número pese a las abultadas derrotas de Argentina. Se estaba ante un rugby novedoso, táctico, de buenas destrezas y jugadas preparadas (jugadores de “primera clase” como había pedido la RPRU). Y para los organizadores también fue un éxito económico. Luego de descontados los gastos, la Unión obtuvo una utilidad de 65.000 pesos moneda nacional. De esta suma se invirtieron 60.000 pesos en títulos y cédulas hipotecarias para formar un capital para solventar futuras giras sin tener que recurrir a subsidios del Estado o subsidios de cualquier naturaleza.
El rugby argentino se benefició. Ese año 1927 se inscribieron 33 equipos en los campeonatos de la River Plate Rugby Union (cuatro más que en la temporada anterior) divididos de la siguiente manera: 8 en Primera; 10 en Segunda y 15 en Tercera, en este caso divididos en dos secciones. Y surgieron nuevos clubes que hoy compiten en los torneos de la URBA, entre otros Olivos en 1927 y Matreros en 1928. Faltaba poco para la visita de los Junior Springboks (1932) y nuestro rugby seguía creciendo con el impulso de los viajes olvidados de los Lions.
Ricardo Sabanes
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Bibliografía consultada:
Mackern, Hugo, Historia del rugby argentino 1917-1930, Buenos Aires.
Búsico, Jorge, y Cloppet, Alejandro (2012), Ser Puma, 2ª edición, Buenos Aires: Zona de Tackle
Jones, Stephen (2013), Behind the Lions, Edimburgo: Birlinn Ltd.
Thomas, Clem y Thomas, Greg (1966 y 2013), The British & Irish Lions Official History, Edimburgo: Mainstream.
Fotos: archivo Daniel Dionisi
Buenisimo! me encanta. Siempre hubo rugby del mejor pos acá Y la cancha llena, es Geba? Gracias Ricardo Sabanes
que país fuimos, y que país pudieramos haber sido, lástima 70 años de populismo nos llevo a lo que somos….., no solamente de rugby estoy hablando. Lástima….
Muy buena Ricardo!
Y pensar que hace menos de 2 años se hablaba de esto:
https://www.theguardian.com/sport/blog/2015/oct/19/argentina-rugby-world-cup-british-irish-lions-americas
Ese fue el techo para este staff y dirigencia, a partir de ahí todo fue en picada. Una involución tal que si hoy (90 años después de aquella gira maravillosamente descripta por Ricardo) volvieran los Lions, probablemente los resultados serían similares. Y estos se piensan que con dar el equipo 2 días antes de lo habitual para que los jugadores “tengan mas confianza” solucionan todo….
Tío Richard, excelente nota.
Llena de detalles valiosos relacionados con el juego y el impulso que esta visita pego a nuestro Rugby.
Me llamo a silencio.
No quiero polemizar con la visión “populista” del amigo Don Pipo, que me lleva la ventaja de haber estado en la tribuna de las vías de GEBA viendo a estos Lyons y al Dr. Marcelo T. de Alvear aunque el amigo Pipo hubiera preferido la presencia de José Félix Uriburu.
Felicitaciones Tío. Piti.
Don Pipo no sabe una pepa de historia argentina y sus protagonistas y repite lo que escucha en la TV.
!!!!Qué país fuimos……………………………!!!!!! “Resulta ser que Marcelo Torcuato de Alvear participó activamente de las revoluciones radicales acontecidas en los años 1890 y 1893, integrándose en la Unión Cívica que daría origen a la Unión Cívica Radical”, quizás el primer partido popular en la Argentina; antes y luego de él acontecieron las presidencias de Hipólito Yrigoyen, del mismo partido populista. Luego las dictaduras de José Felix Uriburi y Agustín Pedro Justo.
A que época te referís, a la del Virrey Sobremonte………………….rescatate y educate…
Excelente cronica Lord Richard
Que describe una época.
Saludos y gracias
Gimnasia y Esgrima por favor… como decia el gran Negro Gramajo..
En ese equipo jugaron dos proceres de GyE …Escary y Reyes…
Muy buena cronica Richard!
Me impresiona el dato sobre atletico de rosario que prácticamente se quedo sin socios por que se fueron a pelear en la guerra. lo mismo de la crónica anterior sobre el capitán que murio en batalla. Algo que hoy es impensado se ve que en esos tiempos se daba con naturalidad
el corte maltes ,Sabía que algún trasnochado y revolucionario con falta de memoria iba a saltar, típico de esta sociedad, estimado sabelotodo, la realidad mata relato, eramos la5º economía del mundo, los inmigrantes ,eran europeos del norte, ahora son de paises limitrofes y de africa,.somos un pais tercemundista con niveles de de vida similares a paises africanos, tal vez tengas razón que no se nada , pero esto es estadistica e historia. agarrar de vez en cuando los libros ,no cuesta nada..papanata…….
Gracias, Richard – excelente.
Don Pipo,
mi humilde interpretación de la realidad del país y nuestro Rugby.
A fines del siglo XIX llega la primera mano de obra inmigrante para acompañar la expansión agropecuaria.
Pero fueron los ingleses con los ferrocarriles, los frigoríficos, los cueros, los bancos y el manejo del puerto, sumado a las visitas de los Lyons, los que provocaron el shock.
Mantuvieron los privilegios aristocráticos de la minoritaria clase dirigente.
Y le dieron la tarea de control y gestión a una nueva clase, también minoritaria, que años más tarde un genio de la literatura rotularía como “medio pelo”.
Ambos grupos, en sus momentos de distracción, generaron el caldo para que unos pocos trabajadores, con inquietudes sociales, propagaran ideas socialistas, anarquistas y crearan sindicatos, huelgas urbanas, movimientos rurales, nuevos Clubes y otras rebeldías.
Como reacción. manipularon su desplazamiento y eliminación con el trabajo de los grupos de represión.
Estas distinguidas minorías, gerentes del comercio y las actuales financieras, que miran la chusma como expresión “populista”, se caracterizan por dos obsesiones: ser aceptados por la Sociedad Rural y el Jockey Club y jugar Rugby en los Clubes fundadores (3 de los 4 desprendidos de los ferrocarriles ingleses) o Universitarios.
El problema querido Pipo, es que cada tanto generan una deformación y les dan forma a pícaros y veloces como Perón o Pichot, que les cagan la vida.