Desdibujados
Si hubiese que remitirse sólo a la actuación de hoy, lo de Los Pumas entraría en el terreno de la preocupación. Si se traslada lo de hoy al futuro inmediato, hay alarmas por todos lados (lo que resta del Super Rugby, el Rugby Championship, la ventana de noviembre y, además, el ránking, que establecerá las cabezas de serie para el Mundial 2019). Si se piensa a largo plazo -como creemos que se debe hacer en estos casos de procesos- esto no sólo era previsible, sino que es necesario establecer la paciencia que requiere adaptarse a tanta competencia junta con los mismos jugadores y sin que haya llegado aún el recambio indispensable. Más claro: hoy pesa más, es más importante, lo de los Pumitas que lo de los Pumas. Y uno no se aparta de lo que se ha escrito a comienzos del año: el seleccionado tiene un enorme futuro, pero también necesita correcciones fundamentales y urgentes.
La derrota en Tucumán ante Francia por 27-0 -pudo ser peor- en una tarde lluviosa y fría, en un estado del campo muy malo y con un marco de público menor al esperado, fue una tocada de fondo rugbística. Ante un rival que se presentó más fuerte en nombres y en juego -y sin todos sus titulares- que el del sábado anterior, los Pumas no sólo cayeron sin atenuantes, sino que mostraron su peor cara en mucho tiempo. Hacía años que el seleccionado no jugaba tan mal y que no terminaba en cero, sin una situación clara para marcar tantos en los 80 minutos.
Todo nace en una obtención que necesita mejoras. Los Pumas no pudieron corregir falencias serias en el scrum que vienen desde los Jaguares ni tampoco moldearon un line de primera categoría. Hoy, incluso, se llegaron a perder cuatro envíos consecutivos. Sin obtención, con un pack que fue para atrás todo el partido y que ya viene dando señales de agotamiento, es imposible hacer algo.
Pero también hubo una defensa débil, pérdidas en el uno contra uno, indisciplina (¡una nueva amarilla de Lavanini!) y, lo que es peor, muchas cabezas gachas y rostros de desorientación. Hay una merma evidente de los líderes (Creevy, la pareja de medios; otros están suspendidos o lesionados) y síntomas de que el Super Rugby pasó más facturas de las previstas.
Sin dramatismo ni resultadismos, es necesario buscar nuevos caminos y ampliar -no significa quitar- hombros y cabezas, porque la competencia no da descanso. Estos mismos jugadores el sábado se pondrán la camiseta de Jaguares, y tras tres encuentros, casi sin descanso encararán el Rugby Championship (cuatro partidos afuera y sólo dos adentro) y, por último, la gira por el Reino Unido (Inglaterra, Gales, Escocia).
Hay que ajustar fuertemente las clavijas para no quedarse con lo que pasó hoy. Los Pumitas han mostrado un camino: defensa a mansalva, locura para jugar al rugby, ataque sopresivo y punzante cuando se puede atacar o cuando se ve un hueco (no siempre), cabeza al 100 por ciento y capacidad para corregir (el scrum, que empezó mal, terminó mucho mejor).
La actuación de hoy no puede ser de ningún modo lapidaria a futuro. Es para tomar nota y, también, para entender que este camino de Super Rugby y tests-matches es largo y que recién empieza. Será necesario el recambio -que está asegurado- y, más adelante, establecer otra franquicia con argentinos fuera de la Argentina para no romper la estructura interna. Falta. Mucho más de lo que le faltó hoy a los Pumas. Hay que tener decisión, revisión, capacidad y amplitud para transitar estos años que se necesitan para explotar en Japón 2019.
Este sábado (de gloria para Inglaterra, sellando un histórico 3-o ante los Wallabies y consagrándose campeón del mundo M20) empezó de maravillas y terminó desdibujado. Pero en el comienzo estuvo el futuro.
JB
Plantel
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Sin memoria