Lavanini
Reportaje a Tomás Lavanini, publicado en La Nación de hoy, desde Edimburgo.
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La avenida West Port pasa por la puerta del hotel donde están alojados los Pumas, y en su sinuoso recorrido va mostrando el Castillo, la punta elevada a 61,1 metros y 187 escalones del Monumento a Escocia, el verde de los parques y decenas de pequeñas librerías que certifican por qué Edimburgo ha sido declarada por la Unesco “Ciudad de la Literatura”. Aquí se han inspirado más de 500 autores clásicos, desde sir Walter Scott (la estación de tren se llama “Waverley” en honor a su ciclo de novelas) hasta J. K. Rowling con su Harry Potter. El sol de ayer ayudó a recorrerla y Tomás Lavanini es uno de los rugbiers argentinos que la visitaron por primera vez, en el único día de descanso con miras al test-match que el sábado próximo a las 14.30 de la Argentina, los Pumas sostendrán con Escocia en Murrayfield, otro de los puntos de interés de la capital del país que hace unas semanas estuvo a apenas un 5,4% de votos de independizarse del Reino Unido.
Lavanini, que el 22 de enero cumplirá 22 años, está entrando en los libros del rugby nacional. Con una particularidad propia de esta nueva época: ha jugado más partidos en el seleccionado que en Hindú, el club que lo vio llegar a los 12 desde Los Cedros. Tampoco debutó aún en su otro destino, el Racing de París. Pero viéndolo jugar, el segunda línea -gigante de 130 kilos y 2,01 metros- parece todo un veterano. No mide riesgos en la cancha. “Juego con la locura que llevo dentro”, resume en la nota con la nacion, en la que reconoce que esas revoluciones lo han llevado a varias inconductas -la más reciente, la suspensión por una semana en el Rugby Championship por haber embestido en un ruck a Richie McCaw- y que Germán Fernández, del staff de Daniel Hourcade, está ayudándolo a mejorar las entradas en esa formación.
Con un solo encuentro jugado en el torneo de la URBA de este año, Lavanini formó parte del plantel de Hindú que recuperó la corona en el Top 14. “Vi la final en Treviso [estaba ahí por la Copa de Europa] por Internet. Se sufre mucho desde afuera. Me habría gustado tener la revancha, porque estuve en la que perdimos el año pasado. Tampoco pude tener revancha en el Nacional de Clubes, ya que jugué dos partidos y nos eliminaron en una semifinal. Los chicos no van a querer que vuelva…”, cuenta con una risa final. En el hotel comparte habitación con Lucas Ponce, a quien tuvo enfrente en aquella final de 2013. El hombre de CUBA se agregó para reforzar la segunda línea del conjunto argentino, diezmada por lesiones y no convocatorias.
Esta última situación ha dejado a Lavanini no sólo como el más experto en ese sector de la alineación, sino también como uno de los generales del pack. Uno de los puntos por trabajar allí es el line, quizás el más débil en el juego del seleccionado. “Mi meta personal en esta gira es mejorar el line. Escocia lo maneja muy bien y además nos generó muchos problemas en junio con el scrum. Creo que ahí habrá una batalla muy dura, más allá de que nosotros tenemos esta vez otros jugadores”, subraya.
Lavanini es uno de los que estuvo en esa derrota por 21-19 a manos de Escocia en junio último en Córdoba. “Los que jugamos queremos ganar el sábado porque nos quedamos muy enojados con aquel partido. No merecimos perderlo”, sostiene. ¿Qué es lo que deben mejorar los Pumas en esta gira? “Estar muy concentrados en los 10 primeros minutos. En todos los anteriores partidos nos comimos un try de entrada; no puede volver a pasarnos”, responde, y marca una diferencia con algunos de sus compañeros respecto a lo que viene: “Yo, antes que ganar, prefiero que el equipo siga mejorando su juego”, asegura el forward.
En 2011 se levantaba a la madrugada para mirar por televisión el Mundial de Nueva Zelanda junto a sus amigos. Lavanini siempre soñó con jugar en los Pumas, pero nunca pensó que todo iba a darse tan rápido. El próximo año, en Inglaterra 2015, el mirado por televisión será él, un veterano de 22 años.
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