Es verdad, como alguna vez razonó Jorge Valdano, que un partido entre argentinos e ingleses “es ideal para confundir a los idiotas”. Pero también es verdad que siempre hay cuestiones de honor deportivo de por medio, muchísimo tiempo antes de que la dictadura militar decretara la muerte y posterior suicidio de miles de jóvenes, al embarcarse en la Guerra por las Islas Malvinas. Argentina-Inglaterra es un clásico en muchos deportes. Uno de ellos es el rugby, porque para los de estas tierras se trata de probar fuerzas con los inventores del juego de la ovalada. Muy lejos de aquí, en Tenerife, España, un grupo de argentinos se dio el gusto de vencer a un equipo inglés dentro de una cancha de rugby. Y no fue en un día cualquiera. Fue el último domingo 2 de abril, a 24 años de aquel acto bárbaro de Galtieri y Cia. Los protagonistas de ésta historia son los muchachos del Club Ñandú, de cuya existencia nos ocupamos en este mismo espacio hace unos años. Ellos, amantes del rugby, lograron sumar a unos pocos españoles y hasta a un sudafricano. Hoy, Ñandú es campeón de las Islas Canarias y en poco tiempo jugará el ascenso para buscar la primera división del rugby español.
Esa campaña y trascendencia lograda por Ñandú hizo que el presidente de la Federación Canaria de Rugby lo eligiera para enfrentar al equipo de rugby que tienen los soldados del portaviones inglés Ilustrius. La nave de la Corona tocó tierra española el 1° de abril y el partido, sin que nadie lo planificara especialmente, quedó pactado para el 2.
Para muchos de los argentinos, el test significaba el más importante de su vida rugbística. Como, por ejemplo, para el cordobés Gustavo Schmit, un segunda línea que la noche anterior no pudo dormir por los nervios, que viajó en el auto escuchando las canciones de Rodrigo y que bajó gritando La mano de Dios, aquella que el popular cuartetero le dedicó a Maradona. Schmit no sólo marcó uno de los cuatro tries con los que Ñandú ganó por 29 a 12, sino que terminó con los hombros morados de tanto tacklear a los ingleses.
Nicolás Corte, quien nos dio toda la información, apoyó dos tries desde su puesto de full back y el restante, Mathias Núñez.
El encuentro se jugó en el campo universitario de Laguna Tenerife, y Corte cuenta que desde el vestuario se le escuchaba decir al entrenador inglés que esta iba a ser un partido muy duro por lo que significaban los argentinos. Lo fue, pero los de Ñandú se adaptaron mejor al calor. Fue un test de rugby y Corte asegura que nadie habló de las Malvinas.
Eso sí: las diferencias afuera de la cancha son enormes hasta en ese nivel. Mientras los soldados del Ilustrius disputan anualmente un campeonato de las Fuerzas inglesas y cuentan con sponsors, a los de Ñandú no les llegaron a tiempo las camisetas de Los Pumas (ese era el sueño de ellos) y están luchando para conseguir algo de apoyo económico para el objetivo de saltar a la primera división de España. Pero en el césped o en el barro, siempre aparece esa mística que tienen los rugbiers argentinos cada vez que se juegan cuestiones de corazón.