Un campeonato que reúne a los mejores equipos del país debería ser el más importante de todos. Así sucede con la mayoría de los deportes (casos básquetbol y vóleibol). Sin embargo, el rugby argentino no siempre responde a las lógicas del conjunto. Porque el Nacional de Clubes que organiza la UAR sigue sin ser la prioridad para el grueso de los equipos que están agrupados bajo el ala de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA), que todavía prefieren ese título a cualquier otro. Y, además, porque convengamos que es bastante difícil encontrar un antecedente de una final que se dispute al menos a 1.600 kilómetros de las sedes de los posibles candidatos a lograr el campeonato.

La UAR había decidido hace unos meses que la final del Nacional se iba a disputar en una cancha de polo adaptada para el rugby en el country Arelauquen, en Bariloche. Se privilegió, se dijo, la posibilidad de llevar al rugby a nuevas plazas, atendiendo en este caso el proyecto presentado por la Unión de los Lagos del Sur, creada en el 2001.

Pero también se consideró la parte económica, porque a cambio hubo un beneficio monetario a través de un lugar que busca promoción y que ya había logrado una punta invitando a los Springboks para que realicen allí una minipretemporada.

No está mal tratar de llevar al rugby a todos los rincones del país, pero también deben ponerse en la balanza otros aspectos. Porque los jugadores de Hindú y San Luis, los finalistas, realizaron un viaje extenso tras una temporada desgastante, y porque los seguidores de ambos clubes —salvo un puñado de héroes que emprendieron la aventura hasta el Sur— tuvieron que seguir la definición de un torneo tan importante a través de la televisión.

Desde la UAR y desde SportFive, la empresa que comercializa los derechos del rugby argentino, se argumentó que ellos se hicieron cargo de los pasajes y de la estadía y que le agregaron al campeón un premio de una gira por Europa. Pero San Luis, por ejemplo, tuvo que resignar la localía que le correspondía para el partido final.

Más allá de esto, un aplauso para Hindú, que se recuperó de aquel golpe contra el CASI en las semifinales del torneo de la URBA para ganar luego el Seven y el Nacional. Premio a un equipo que mostró el mejor rendimiento a lo largo del año. Quizá su entrega y su voluntad pongan algo de lo que se necesita para que el Nacional de Clubes se transforme en el futuro en el gran campeonato del rugby argentino.