El sábado, quizá más que nunca, quedó al desnudo dónde está parado el rugby argentino en el mapa del rugby mundial. Está claro que con el equipo completo, Los Pumas pueden competir de igual a igual contra cualquiera de las potencias y en cualquier terreno. Y también está claro que es imposible que los jugadores que actúan acá le puedan ofrecer algo de resistencia a los que dominan el universo de la ovalada. Fue claro en la gira por Francia e Irlanda y claro en la caída contra los Springboks sudafricanos, en Vélez.

Por eso, ahora es el turno de los que dirigen al rugby argentino. Tendrán que preguntarse seriamente si se puede convivir con dos realidades absolutamente opuestas. Deberán dejar, por una vez, las peleas internas para analizar cuál es el camino a seguir. No es una resolución sencilla, por cierto. El escenario es altamente complicado, porque la Argentina puede ofrecer un alto nivel con su seleccionado y al mismo tiempo ser ignorada por el poder de este deporte.

La presencia de los Springboks era la única posibilidad que tenía la UAR en este año para recaudar dinero fuerte a través de los sponsors, la venta de entradas y la televisación. En ese sentido fue un éxito, pero no hay dudas que el fracaso está al alcance de la mano si se siguen disputando partidos como los del sábado.

El rugby argentino debe ser conciente que sólo puede afrontar compromisos internacionales si cuenta con los jugadores que están en el exterior. Los de acá llegan a esta altura del año fundidos por los partidos con sus clubes, los distintos seleccionados provinciales, los seven y, fundamentalmente, por sus actividades personales. Es injusto someterlos a más exigencias. “Un día se nos va a morir uno”, nos decía el sábado un dirigente que conoce mucho de éste juego.

Se necesitará la misma valentía y determinación que ponen los jugadores en la cancha. Y habrá que aguantarse los golpes como lo hacen ellos. Será imperioso que se asuma la realidad tal cual es y no programar imposibles.

Ahora se viene un largo receso deportivo. Que no lo sea también para la dirigencia de la UAR y del resto de las Uniones.