Finalmente, y como se venía sospechando desde hace un buen tiempo, el test del sábado próximo ante los Springboks sudafricanos, en la cancha de Vélez, marcará un antes y un después en la historia de Los Pumas, ya que por primera vez se sentirá con rigor el impacto del profesionalismo que no les permitirá a varios titulares ponerse la camiseta celeste y blanca porque deben cumplir con los compromisos de sus clubes europeos.

Nunca antes Los Pumas se habían enfrentado a una situación así, ni siquiera cuando en junio no pudieron jugar ante Gales y los All Blacks, Agustín Pichot, Ignacio Corleto, Juan Martín Hernández y Rimas Alvarez, que estaban disputando la etapa final del campeonato francés. El sábado, ocho de los titulares que le ganaron a Francia y que perdieron agónicamente contra Irlanda, sufrirán desde Europa el hecho de no poder estar con su equipo nacional y ante su público.

Esto, en principio, ocasiona un serio problema deportivo, pues Marcelo Loffreda deberá ingeniárselas para armar en apenas una semana un equipo bien distinto al que demostró en esta gira que está para pelearle de igual a igual a cualquier potencia y en cualquier terreno. Será una prueba más, al fin, para la histórica mística del seleccionado argentino de rugby.

El tema será saber qué hará la dirigencia del rugby argentino después del test del sábado. ¿Seguirá creyendo que así se puede continuar compitiendo con las potencias? ¿Alguien se dará cuenta de que es necesario encarar otra política, mucho más dinámica y enérgica y que no apunte sólo al juego? ¿No será hora de dejar de arrodillarse ante el IRB, que terminó pactando con los clubes franceses, para empezar a jugar más fuerte en el organismo que hace y deshace en el universo de la ovalada?

Tanto se está jugando afuera mientras los jugadores y entrenadores dejan todo por el seleccionado, que el test del sábado hasta está rodeado por una sorda lucha alrededor de la televisación. Por un lado, ESPN reclama los derechos comprados en 2001 por un período de seis años a través de Telesport, con la cual la UAR interrumpió el contrato hace unos meses. Por el otro, la empresa francesa (sí, francesa) SportFive, que ahora ocupa el rol de agente comercial de la UAR, estaría triangulando los derechos hacia los canales América y Fox Sports. En síntesis, nadie sabe por dónde se televisará el partido. Y, dicen, que todo lo resolvería un juez. O sea, afuera de la cancha.