El campeón del mundo no la está pasando bien. ¿Tendrán razón aquellos que sostenían que el éxito de Inglaterra dependía casi exclusivamente de Jonny Wilkinson, ausente por lesión desde que acertó ese agónico drop que significó el título ante los australianos? No es tan así. Lo que le ocurre al equipo de Clive Woodward es que además de Wilko, ya no cuenta con su líder y capitán, Martin Johnson, además de una serie de históricos que se retiraron. Pero también es verdad que su juego ya no sorprende a las potencias, que encontraron la forma de vulnerar su defensa y de estropearle esa fantástica obtención y control de pelota que resultaron armas claves para mantener un invicto que duró casi cuatro años.

Pero Inglaterra no sólo perdió el Seis Naciones tras caer con Irlanda y Francia. Su reciente visita a Nueva Zelanda terminó con un rotundo 2-0 en favor a los All Blacks. Fue vapuleada en el primer test y el del sábado, el 12-36 estuvo rodeado de polémica.

Es que los de la Rosa se quedaron a los 10 minutos con un hombre menos, cuando el árbitro galés Nigel Williams (alguien a quien Los Pumas conocen bien porque los perjudicó en numerosas ocasiones) le mostró la tarjeta roja al segunda línea Simon Shaw por darle un rodillazo en un ruck a Keith Robinson (“un hombre ultraagresivo”, según la prensa inglesa de ayer), quien estaba claramente obstruyendo la salida de la pelota (eso vale una amarilla).

Los ingleses, de repente, se encontraron con que los árbitros tienen distintos criterios cuando se trata de las potencias. Y más cuando una de esas potencias es local, como sucedió con los All Blacks en el Eden Park de Auckland.

Lo cierto es que este pasado sábado de superacción le dio sólo una alegría a los británicos en sus visitas al Hemisferio Sur: el triunfo de Gales sobre Los Pumas. Después fueron derrotas de Inglaterra, de Irlanda (26-12 contra Sudáfrica) y de Escocia (34-13 con Australia).

Ahora, Gales irá a Sudáfrica, Inglaterra a Australia y Los Pumas se las verán con Los All Blacks en Hamilton. Tremenda misión para los argentinos después de ver lo que le pasó a los campeones del mundo. Será para el equipo de Loffreda sólo una experiencia valedera para tener una semana más de entrenamiento con el grupo que quedó, para probar nuevos jugadores y para sumar un test con los neocelandeses. Sin sus máximas figuras, Los Pumas apelarán a todo su corazón para que la goleada sea lo menos abultada posible.