El hecho ocurrió cuando ya había transcurrido la primera mitad de la década del 80 y de alguna manera puede servir para reflejar lo que pasa hoy. CUBA tenía en aquel entonces un equipo con muchas figuras, varias de las cuales actuaban en Los Pumas (Ernesto Ure, los Miguens, los Lanza), y debía enfrentar como visitante al SIC. Un rival casi inexpugnable desde los 70 y en una cancha también inexpugnable. La gente de CUBA, entonces, decidió invitar al Veco Villegas para que los entrenara en el scrum. Un primer dato: el Veco era el entrenador del SIC.

Villegas fue a dar una mano. No le importó que su equipo pudiese ser perjudicado el sábado siguiente. Lo hizo, como lo hacía todo, como un acto de amor al rugby. Pensó en el colectivo y no en lo individual. CUBA, por su parte, había pensado en el juego, en cómo mejorarlo.

Un segundo dato: los de Villa de Mayo venían siendo los más fuertes opositores al sistema del empuje coordinado en el scrum (más conocido como la bajadita), la especialidad del Veco. Tercer dato: el partido fue una paliza de CUBA. SIC fue arrastrado como pocas veces en el fijo y no sólo casi no pasó la mitad de la cancha, sino que ni siquiera pudo anotar un punto. Aún recordamos la sonrisa del Veco pese a la goleada que había sufrido su equipo. El sabía que el resultado pasaba por otro lado.

Hoy, CUBA, como en aquel momento, vuelve a pensar en mejorar el juego. No va a recurrir a un amateur como Villegas. Los que manejan el rugby, muchos de los cuales integraban aquella camada de mediados de los 80, decidieron contratar a un head coach, un jefe de entrenadores que no tendrá contacto con los jugadores y que se dedicará, a cambio de un salario, a pensar y ordenar todo lo que tenga que ver con el rugby.

Tratándose de CUBA, el club más defensor del amateurismo, puede ser tentador decir que se abrió al profesionalismo. Quizá convenga sostener que lo más importante es que CUBA, uno de los grandes del rugby argentino, empezó a pensar de lleno en el juego. Y si el juego mejora, lo demás viene solo. Como la actitud, esa que el capitán Gonzalo Begino reconoció que le falta al equipo en una nota al diario La Nación.

Quizá la decisión de CUBA (que cuenta, al contrario de la mayoría, con el presupuesto como para encarar éste nuevo proyecto) sirva para derribar muros y limpiar el camino.