Faltan aún 10 meses para que arranque el Mundial de Australia, pero para Los Pumas es poco tiempo. La realidad de tener un equipo que está desparramado por distintas partes del mundo y que sólo se podrá juntar de aquí en más en muy pocas oportunidades (la más extensa será ya con el Mundial encima) es algo que juega en contra, sobre todo por lo que arrojó la última parte de este año. Si bien Marcelo Loffreda dice en esta nota brindada a Clarín que su balance es positivo, Los Pumas ofrecen algunos costados del juego en los cuales se han estancado y en otros, peor todavía, retrocedieron un paso. Y este déficit se acentuó porque en la gira por Italia e Irlanda Loffreda y Daniel Baetti decidieron en los dos test, quizá para no quebrar psicológicamente al grupo después de la fallida actuación contra Australia, en River, no tocar a la base que viene afrontando el duro trajín desde el Mundial de Gales.

Esa realidad Puma con respecto al tiempo implica que no hay mucho espacio para probar otras variantes de aquí al 10 de octubre, cuando se abra el torneo contra los Wallabies, en Sydney. Tiene razón Loffreda cuando dice que tocar algún puesto puede resentir la óptima organización defensiva que hoy tiene el equipo. Pero también es cierto que si Los Pumas no apuntan a mejorar otros aspectos del juego será muy difícil avanzar a los cuartos de final.

Un primer vistazo al equipo indica que es necesario contar sí o sí con un pateador confiable. Gonzalo Quesada fue dejado al margen del test con Australia y de la gira europea. El actual jugador del Beziers es un hombre que asegura por lo menos 15 puntos por partido y ningún argentino ofrece esa garantía en la actualidad. Por eso, Quesada debería tener un lugar. Si no es de apertura, habrá que buscarle otro puesto (¿de full back, trasladando la potencia y velocidad de Corleto a su puesto natural de wing).

También habrá que analizar si no se debería hacer algún cambio en los forwards para mejorar el line, un punto altamente preocupante, y para buscarle una vuelta al retroceso observado en el scrum. Y, además, el equipo tendría que buscar fórmulas para ser más agresivo con sus tres cuartos. Aquí hay algunos aspectos para revisar: Pichot, un fenómeno atacando, juega demasiado pegado a las formaciones, y Felipe Contepomi entra muy rápido en contacto con los rivales. Esto implica que muchas veces los ataques de Los Pumas terminan allí, porque en ese sector de la cancha hoy las defensas son impasables. Y cuando se lanza la línea, los centros fallan en encontrar los ángulos de ataque.

Por eso, ahora viene los 10 meses más duros para Loffreda y Baetti.