Mudanza
Encontré una libretita de cuando tenía 16 o 17 años. ¿O 15? Desde esas edades, más o menos, iba escribiendo en una libreta pequeña, como las que uso ahora, todo lo que me iba ocurriendo en el año, a modo de diario -que se suponía que era algo que sólo hacían las jovencitas- pero con la particularidad que cerca de Navidad, un par de días antes o un par de días después, ensayaba una especie de balance de mi año. Con un estilo muy parecido a los balances que empecé a escribir no mucho después en el periodismo; balances de todo el año deportivo, del tenis o del rugby. Durante varios años edité en Clarín un suplemento de 32 páginas con los hechos deportivos más importantes de la temporada, escrito por los distintos enviados especiales y especialistas de cada deporte. Quizá en unos días haga otro balance, en este caso del rugby 2016, y para La Nación, el diario para el cual escribo desde 2006, cuando me fui de Clarín. Pero volviendo a esa libretita de la adolescencia con la que me volví a topar, me sorprendió mi letra, mucho más clara que la que tengo ahora, y también con la descripción que iba haciendo de mi vida: los deportes, las materias (terminé el secundario invicto: en los 5 años me llevé como mínimo una) y, especialmente, las chicas. Iba poniendo cómo me iba con ellas -generalmente mal- y, lo más gracioso, es que muchas ni se enteraban, ni se enteraron incluso, de mi amor platónico.
El encuentro de la libretita ocurrió en el marco del que fue uno de los mejores momentos de mis últimos años: la mudanza. Es verdad todo lo agotador que escuché sobre las mudanzas –porque además también, y al mismo tiempo, hubo una mudanza de mi hijo, que se fue a vivir solo; otro paso trascendental en la vida de ambos-, pero en mi caso significó una bendición. No sólo porque me fui de un departamento y de una dueña que ya no soportaba, sino porque al irme de un 3 ambientes amplio a uno de 2 minúsculo -pero cómodo y precioso, con un dueño mucho más amigable- tuve que hacer una enorme limpieza, propia de alguien que junta papeles y que tiene el defecto de la postergación (dato: faltaba una semana para mudarme y yo, como si nada). Esa limpieza fue sanadora porque, principalmente, significó terminar también con la mudanza de lo que dejó mi madre.
Beba, mi madre, murió el 20 de enero del 2013, pero yo terminé de abrir las cajas que quedaron de esa mudanza en abril del 2016. No tenía ni idea que había en esas cajas. Incluso, llegué a pensar que varias eran para tirar. Pero ahí adentro no sólo estaba esa libretita, que mi madre habrá guardado cuando se mudó tras la muerte de mi padre (soy hijo único), sino decenas y decenas de fotos, de objetos y de adornos. Tesoros casi todos.
Pasó ya un tiempo, pero todavía me veo sentado en la cama, riendo y llorando, revisando esas fotos en las cuales mis padres, mis abuelos y mis tías están sonriendo en momentos felices de sus vidas. Ahí estoy yo también, chiquito, en la playa, en el club, en el colegio, en la casa de mis abuelos, en el jardín del departamento de Juncal 3156 y con mis amigos, que son los mismos de ahora. Hay vida en todas esas fotos. Hay una infancia que agradezco. Y, ¡oh!, hay varias fotos, todas sacadas por mi padre, que cultivaba su amor por la fotografía, en las que estoy leyendo diarios y revistas. O haciendo que leía, porque no tenía más de 5 o 6 años. Estaba claro que iba a ser periodista. Esas fotos, la libretita, los cuadernos de River y la Fórmula 1 hechos a mano cual si fuesen diarios o revistas… No sé dónde estaría sino hubiese elegido el periodismo tras dos tortuosos años de estudiar Medicina.
La mudanza trajo limpieza y recuerdos, y esa libretita, que creo que me la regaló el padre de mi amigo-hermano Pablo, “La Larva”, me inspiró a escribir estas líneas a modo de mi balance. Como cualquier mortal, mi año tuvo de todo. Hechos gratificantes (viajes, crecimiento personal, sentimental y profesional, algo de paz interior, algo, y procesos de recuperación sanadora), algún que otro disgusto (el círculo rojo del rugby tratando de echarme de La Nación; cosa que no lograron), alguna que otra preocupación económica y, lo más triste, la muerte de seres muy queridos.
El Yuso, Jorge Giussani, nuestro celador del colegio desde segundo o tercer año, y, más tarde, nuestro amigo, se fue de gira hace unos días después de darnos una lección de grandeza sobre cómo afrontar un cáncer asesino. Nunca olvidaré cuando el año pasado se vino hasta San Isidro a decirme que tenía que viajar al Mundial de rugby. Yo venía de dos internaciones por divertículos y un par de médicos me habían aconsejado no ir. El Yuso, con un cáncer que ya lo había debilitado, me dijo: “Andá y divertite”. Y fui y me divertí. Peleó hasta el último momento con dignidad el Yuso. Fue hasta que no dio más a jugar al tenis todos los días a CUBA de Palermo y, casi sin fuerza, fue al casamiento de Flopi, la hija de Boqui, unos días antes de morir.
Gallina y cubanito rabioso, pero también fana del tenis, el Yuso se había transformado en un hincha condicional de Del Potro. Estando en los Juegos Olímpicos de Río con Tairon y nuestros hijos, nos pidió que le consiguiéramos la remera de Argentina que usó Delpo en ese torneo. Imposible encontrarla. A la vuelta, lo llamé al amigo Jorge Viale, jefe de prensa de Del Potro, le conté la situación e hice lo que no hago nunca: la pedí cualquier cosa de Del Potro. “Voy a ver si te consigo una pelotita firmada”, me contestó Georgio.
Un par de días antes de la final de la Davis, Viale me llamó para decirme que tenía la pelotita. La mandé a buscar y se la llevé al Yuso a la casa. El viernes, mientras empezaba la final contra Croacia, me escribió: “estoy viendo el partido con las tres pelotas…” Lloró con la conquista de Delpo y equipo. Se fue con la Davis y con la Copa Argentina ganada por River.
El 2016 se llevó a dos compañeros de secundaria del San Agustín: Pablo Vimo y Marcelo “Chicho” Arias. No eran amigos míos, pero con ellos pasé varios años compartiendo una clase y alguna que otra salida, especialmente con Chicho. La muerte de ambos, una atrás de otra, me golpeó más de la cuenta. Primero, porque tenemos 58 años, una edad en la que se supone que debemos seguir vivos. Pero, sobre todo en el caso de Pablo, porque me trajo escenas de mi infancia y adolescencia que no me gustan. A Pablo lo volvimos loco, como lo hacíamos con todo aquel que no practicara ningún deporte ni fuese hincha de ningún club. Éramos muy crueles, porque veníamos de un sistema en el que ganaba el más fuerte o el que mejor se rodeaba. A mí, siempre chiquito y flaquito, no me quedó otra que meterme en el segundo grupo. Nos burlábamos y hacíamos cosas tremendas de las que todavía hoy nos sorprendemos y, a veces, nos seguimos riendo. No se hablaba en aquellos tiempos del bullying, y lamento que no haya sido así.
Hace unos meses, cuando Pablo, mi amigo-hermano, vino de Misiones, nos juntamos varios en lo de Fernandito y Tito sacó el tema. Uno dijo: “Pero yo no le hacía nada”, y Tito, certero, añadió: “Pero te reías de lo que le hacían, y eso quizá es mucho peor”. Me vi ahí y no me gustó nada. Por eso trato hoy de perdonarme y, especialmente, de reparar.
También se fue el Conejo Gasparini, uno de mis maestros en el periodismo. Compañero de múltiples redacciones –Goles Match, La Voz, La Razón, Somos- y en todo el recorrido de Deportea, el Conejo me contagió el amor por el oficio y la rapidez para resolver una edición. Además, cultivábamos el amor por Lito Nebbia y Genesis. Una enfermedad cruel, la misma que se llevó al Negro Fontanarrosa, lo mató en meses. Aún se lo extraña.
Este año ha sido famoso por la muerte, precisamente, de una larga lista de famosos. Pareciese que nunca hubo tantos muertos en un mismo año. La gente anda escribiendo en las redes sociales “andate 2016”. Mis amigos y yo lo hemos sufrido, pero prefiero anteponer la vida y recordarlos desde ese lugar.
Este texto empezó con la libretita de los balances de adolescente y con la mudanza que permitió abrir esas cajas que contenían la historia de gran parte de mi familia. Y con eso voy a cerrarlo, agregando que desde hace un tiempo, quizá por efecto cascada, vengo sintiendo deseos de otras mudanzas, aunque no sé de dónde ni adónde, pero como que alguna está pronto a concretarse. O no. Lo concreto es que en mi nuevo departamento está repartido todo lo que había en esas cajas que me quedaron cuando murió mi madre y que tanto tiempo permanecieron cerradas. Ahora, las fotos están guardadas prolijamente en otras cajas. Los discos de jazz (la debilidad de mi padre), de Muddy Waters y de los Beatles suenan en el tocadiscos. La caramelera tiene caramelos y chocolates, como la tenía siempre llena mi madre. Los floreros tienen flores. Los cuadros están colgados. Más libros desbordan las bibliotecas. Los adornos están en los muebles y en las esquinas.
Mis padres están ahí, conmigo.
Hay vida.
Vivo.
JB
Me encanto, muchas gracias. Hay vida.
Buen año!
Hermoso Jorge!
Buen año y buenas vibras.
Te mando un fuerte abrazo.
el chino
Felicidades Jorge, que tengas un muy buen fin de año y mejor 2017. A mi me pasa lo mismo con mi viejo cada vez que le muestro a mi hija una canción de los Beatles, le cuento de que se trata un libro o una película vieja. Todo lo que no se da se pierde.
Un gran abrazo.
Me encantó ! “Hay vida ” a todos nos ha golpeado éste año , en mi caso el fin del año pasado que perdí a mi Amiga- Hermana quien no pudo con su vida y tomo la peor de las decisiones, un año culpándome por no haberla salvado un año para curar la herida, un año juntando los recuerdos para recuperar lo que Vos Jorge recuperaste y empezar a pensar que “Hay vida” en cada cuadro en cada recuerdo al que le buscamos un lugar en nuestra casa y que nos ayuda a entender que finalmente en cada uno de esos recuerdos finalmente “Hay vida”
Muy buena nota!
Un grande el Conejo Gasparini, aún recuerdo su frase: “un simple error de tipeo y ortográfico, arruina toda una nota.”
Ese final hay vida , es el que significa los recuerdos de seres que ya no están . Que tenemos en la mente y memoria.
A todos nos toca estar un poco tristes por no poder compartir otros momentos con gente querida y de a poco nos toca llorar abuelos, padres y amigos
JB, disfruta mucho el cierre de año y que el que viene sea mucho mejor.
Un abrazo grande.
Hermoso texto y grandes recuerdos, me quedé con la reflexión sobre el bullying. Muchos lo hicimos en una época en la que no tenía ese nombre y hoy, pasados los años, es bueno poder hacer un mea culpa y salir del discurso “ahh pero nos divertíamos todos” o “yo no hacía nada”.
Que tengas un gran cierre de año y un excelente comienzo de 2017, un abrazo
Muy bueno JB.
Cambiando de tema Sanchez se tomo el buque de Jaguares y ahora a quien ponen tras 10 años de Plar? Miotti? Rete? El joven Hernandez? O repatrian a Poet o Fernandez?.
Diaz Bonilla dudo que lo pongan mas que para algunos expertos del blog no tiene nivel para la tocata SR.
Le haran lo mismo que al cubo aun siendo tucu tucu
Me sentí muy identificado con tus recuerdos…a esta altura de nuestras vidas todos hemos sufrido trancazos pequeños, medianos y gigantes… cada vez que una par se va de gira píenso para mí: “…balas que pican cerca, negro…”, pero a la vez lo que parecía insuperable ya se convirtió en normalidad, y en mi cabeza sigo siendo el mismo joven que fui pero con más dolor de espalda… Hay Familia, hay Rugby, Hay Vida…. Un gran abrazo de Try para vos Jorge y para todos los blogueros.
Gracias, Jorge, por escribir.
Jorge, para los que hemos experimentado varias de las situaciones que muy bien describís la nota es conmovedora. Muchas gracias por compartirla.
hay vida y mientras haya vida , hay esperanza , hay amistad , hay sueños , hay amor , hay lagrimas , hay ganas de seguir escribiendo !!! la vida en un cuento de una carilla !!!
siga escribiendo maestro !!! los lectores agradecidos !!!
abrazo
santiago
Que lindo texto Jorge!
Me emocionaste, guacho. Felicitaciones por el texto y feliz año.
Excelente Jorge!!! Hay vida, si señor! Feliz año para vos.
Como es que Nicolás Sánchez deja Jaguares?
Gracias por compartirlo JB!
Muchos se han ido, en el rugby dos maestros irremplazables, Guastalla y Camarón,
en la música,
Bowie, Prince, L. Cohen y ahora George Michael…
ANDATE 2016!
Tuve 3 enormes pérdidas en mi vida, 2 recientes, sé de que va el asunto, a mi hermana le ha tocado o mejor dicho ella ha afrontado el duro trabajo de desmantelar la casa de mis abuelos y la de mi madre está claro que es la más cojones tiene de los tres hermanos y es la única mujer…
Estando muy lejos de Argentina solo puedo decirle que bese las paredes de esa casa por mi, porque allí fuimos felices.
Buen 2017 para todos los de blog, buen año para el rugby argentino todo desde la base a Los Pumas
Esteban, probablemente lo de Nico Sanchez venga por acá y la boludez del día de los inocentes: http://www.rugbyfun.com.ar/2016/12/sanchez-deja-jaguares/
Tarasca se ve que entró de lleno. Su afilado intelecto y capacidad de análisis no fueron suficientes.
Jorge querido, muy buen texto, lleno de emociones.
El Yuso vive, el San Agustín vive, Alcemos los corazones.
Te abrazo y feliz 2017.
Marcos
Lindo texto Jorge, que comiences bien el año, abrazo.
puta que vale la pena estar vivo
Jorge, gran texto, lindas reflexiones, mucha emoción.
Un gran amigo, se fue de gira principio de año como tu amigo Yuso, después de pelearla dos años. Y esa enfermedad de mierda sacó lo mejor de él, lo que nos regaló de cariño, sabiduría, perspectiva y recuerdos estos dos años no tiene precio, algo parecido con mi viejo hace 3 años.
Increíble que esa enfermedad de esos frutos. Para mi eso es prueba cabal que del otro lado hay Vida con mayúscula.
Fuerte abrazo y feliz año. TB
JB, gracias por compartir con nosotros cosas tan íntimas de tu vida. Te agradecemos y tratamos de honrar este magnífico espacio que nos brindás, aunque a veces no nos salga.
Maria, “a veces nos lamentamos de lo q no hicimos, pero es lamentarse de lo q no hacemos y mejor es hacerlo antes de que nos lamentamos x no haberlo hecho”. Seguro fuiste una excelente amiga, como lo sos acá. “Hay Vida” mirando para adelante y aprendiendo de los errores, ppios y ajenos. Los grandes golpes de la vida son nuestros grandes maestros, pasa q no siempre somos buenos alumnos! La ayuda de Dios, la familia, el rugby, los amigos, el intentar rodearse de buena gente, está en nosotros, depende de nosotros. Y cuántas veces criticamos en el otro lo que en realidad es más un defecto nuestro! (efecto espejo). Tanto nos molesta ese cuñado que no hace nada, esa cuñada que nunca cocina, la suegra inoportuna, etc, y a nosotros cómo nos renuevan el crédito! No somos más agradecidos que jueces muchas veces, y ahí va cambiando la cosa, cdo esta maroma se va inclinando para el otro lado!
Gracias
Feliz 2017 para todos!
quiero escribir con el corazón en la mano como lo hacés vos.
nos vimos una sola vez, a las apuradas, en Lille, pero preparando ese encuentro sabía y después comprobé que, letras y corazones mediante, nos haríamos amigos de nuestros amores. Abrazo gigante para vos, un imprescindible…
Te pasaste Uncle
Feliz año nuevo
que lindo leer estos posts. Gracias JB.
Me gusto mucho !
El texto es muy bueno dear George, sensibilidad a pleno.
Cheers!
RS
Me vine derecho abajo para no “contaminarme” con los otros posts.
De corazon Jorge, mil gracias por compartir semejantes vivencias con nosotros.
Semejantes cosas solo las puede escribir un buen tipo… Es eso poco??? No. Es muchisimo!!!!
Felicidades a vos y a todo el blog.
Muy lindo ser parte de esto.
Abrazos!##
Inmejorables palabras Jorge.
Y no sólo que hay vida sino que si las personas que ya no veo seguido, se enterasen que las lloro, se volverían a morir. Se me pianta una lágrima, pero prevalece la alegría de recordar los buenos momentos de gente que tal vez sin saberlo me hacían mejor persona… O no tan mala.
Salud para todos.
Uff, que texto, Jorge. Como siempre, un lujo leerte, y gracias por compartir.
Un abrazo enorme para vos, y para toda la blogueria.
Chacho.
Gracias.
Hay vida….., y todos los que vds. y este, queremos y ya no están, allá en la cancha grande están empujando coordinadamente y leales -todos para un mismo lado- y nos llevan adelante , siempre.
Nosotros tenemos la suerte de llevarlos dentro de nuestros corazones y la obligación de seguir por ellos, felices cuando podamos, con sus enseñanzas siempre…
Abrazo de scrum,
Feliz 2017
Hay familia; hay rugby; ….hay vida.
Alguien debe contarlo.
Dale Tío; Sin técnicani estadísticas. Solo escribir sobre esa relación fascinante.
Como el maravilloso rugby, construye en la vida y en la relación familiar.
Guarda ideas en un documento y un día cualquiera dale forma.
Sería un libro sorprendente. No tengo dudas.
Feliz 2017.
Conocí a Guillermo Gasparini en el 73. Nos conectó un amigo de la zurda (desaparecido años después) y charlamos en el diario el Mundo. Conversamos sobre rugby, deportes y vida y le dimos forma a una dura nota. Ya era un grosso.
Abzo. Piti.
muy bueno..
cruelmente real sobre el colegio: ‘un sistema en el que ganaba el más fuerte o el que mejor se rodeaba.’
Me encantó, Jorge. ¡Qué inspiración para los estudiamos Periodismo Deportivo! Cuántos momentos vividos. Saludos.
Hermosos y sentidos recuerdos Jorge.
Es inevitable para los periodistas ponernos nostálgicos. En lo personal, me tocó mucho los del Conejo Gasparini, a quien conocí en La Prensa en 1973, pero recién trabamos amistad en una revista de River, en 1993. Luego, con su generosidad me llevó a La Razón, mi último medio hasta que emigre. Un grande que contribuyó a formar generaciones de periodistas.
Quienes nos nutrimos con el Rugby aprendimos que la vida es como un maul o un ruck: a veces no vemos la pelota, pero tenemos que seguir empujando siempre ya que si lo hacemos con ganas quedara de nuestro lado.
Un abrazo y un mejor 2017 para vos y toda le gente del blog.
Que el 2017 sea el mejor año de nuestras vidas!! Feliz año a todos!
Gracias Jorge por tus letras, este año tuve a primer hijo después de mucha busqueda y a la semana se murió mi Papá, las cosas y misterios de la vida!!. Los buenos ejemplo hay que transmitirlos a los hijos. Gracias y feliz 2017 para todos los que queremos un mejor rugby!! Salud.
muy bueno te felicito GRACIAS !!!!!!!
Gracias
Hermoso texto Jorge!!! feliz año nuevo!!!
Que placer de lectura.. Muy bueno Jorge y me identifiqué personalmente por dos motivos.
Primero, porque también me estoy mudando y revolviendo entre papeles y tesoros. Segundo por ser otro ex-alumno del San Agustín, si bien egresado 20 años después pero creo que hemos compartido algún profesor de aquellos encarnados en la institución y me ayudó a ponerle marco a tus anécdotas.
Abrazo grande y que tengan vos y todos los blogueros un excelente 2017.
Grande Jorge!! Siempre un placer leerte.
Buen año!